domingo, 28 de febrero de 2010

LISTADO DE PARTIDOS POLÍTICOS

  1. PARTIDO CIVIL, 1871. En un comienzo se llamó Sociedad Independencia Electoral, fue fundado por Manuel Pardo. Gobernó el Perú, la primera vez en 1872 y en varias oportunidades desde 1896 hasta 1912.
  2. PARTIDO NACIONAL, 1882. Fundado por Nicolás de Piérola Villena.
  3. PARTIDO CONSTITUCIONAL, 1882. Surgió como consecuencia de la fusión de los partidos Civil y Liberal, auspiciando la candidatura de Andrés Avelino Cáceres.
  4. PARTIDO DEMOCRATA, 1884. Fundado por Nicolás de Piérola Villena.
  5. UNIÓN NACIONAL, 1891. Llamado también Partido Radical. Fue fundado por Manuel González Prada.
  6. PARTIDO UNIÓN CÍVICA, 1892. Fundado por Mariano Nicolás Valcárcel.
  7. PARTIDO LIBERAL, 1901. Fundado por Augusto Durand Maldonado.
  8. PARTIDO CIVIL INDEPENDIENTE, 1911. Presidente: Enrique Barreda y Osma.
  9. PARTIDO NACIONAL DEMOCRÁTICO, 1915. Fundado por José de la Riva Agüero.
  10. PARTIDO DEMOCRÁTICO REFORMISTA, 1920. Fundado por Augusto Bernardino Leguía Salcedo. Gobernó entre 1919 y 1930.
  11. PARTIDO OBRERO, 1924. Fundado en Huaraz por Fernando Ortega y Elías Rivas.
  12. PARTIDO LABORISTA DEL PERU, 1925. Fundado por José Manuel Rodríguez.
  13. PARTIDO COMUNISTA PERUANO (PCP), 1928 (*). Fundado por José Carlos Mariátegui, con el nombre de Partido Socialista del Perú. En 1930 cambió de nombre por el de Partido Comunista Peruano. Jorge Del Prado ostentó el cargo de secretario general desde 1966 hasta 1991. Participó en las elecciones constituyentes de 1978, generales de 1962 (en el FLN), 1980 (en UI), 1985 y 1990 (estos dos últimos en IU); municipales de 1980, 1983, 1986, 1989 y 1993 (todas al interior de IU). En 1980 fundó, con otros partidos, Izquierda Unida. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO. Desde 1992, dejó de tener representación parlamentaria.
  14. PARTIDO APRISTA PERUANO (PAP), 1930 (*). Fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre. Entre sus principales líderes históricos se encuentran Luis Heysen, Luis Alberto Sánchez, Armando Villanueva del Campo, Ramiro Prialé, Manuel Seoane, Andrés Townsend, Alan García. Es el partido con mayor número de participaciones electorales: constituyentes y presidenciales de 1931, constituyentes de 1978, generales de 1962, 1963, 1980, 1985 y 1990; municipales de 1963 y 1966 (en alianza con la UNO), 1980, 1983, 1986, 1989, 1993, 1995 y 1998; complementarias de 1967. Ha sido partido gobernante, con Alan García, entre 1985 y 1990. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO. Lanzó la candidatura presidencial de Mercedes Cabanillas, en 1995 y Carlos Roca Cáceres, en el 2000, sin éxito.
  15. PARTIDO SOCIALISTA DEL PERU (PSP), 1930. Fundado por Luciano Castillo Coloma, como desprendimiento del PCP. Participó en las elecciones constituyentes de 1931, generales de 1962, 1980, 1990 (en alianza con IU), municipales de 1980, 1983 y 1993, pero su presencia se reduce a la provincia de Talara, en Piura. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO.
  16. PARTIDO NACIONAL AGRARIO, 1930. Fundado por Pedro Beltrán Espantoso, Gerardo Klinge y Manuel Gonzales Olaechea.
  17. PARTIDO NACIONALISTA, 1930. Fundado por Elías Lozada Benavente.
  18. UNION REVOLUCIONARIA (UR), 1931. Fundado por Luis Miguel Sánchez Cerro. Participó en las elecciones generales de 1931 y 1945. Fue partido de gobierno con Sanchez Cerro a partir de 1931.
  19. PARTIDO DESCENTRALISTA DEL SUR, 1931. Su órgano de expresión fue "Nuestra Tierra".
  20. PARTIDO CONSTITUCIONAL RENOVADOR DEL PERU, 1931. Fusión del Partido Constitucional y la Coalición Nacional. En 1931 presentó la candidatura presidencial de su Jefe, Arturo Osores.
  21. ACCION REPUBLICANA, 1931. Fundado por Manuel Vicente Villarán.
  22. PARTIDO NACIONALISTA DEL PERU, 1933. Fundado por Clemente Revilla. Luego fue jefe del partido Víctor M. Arévalo.
  23. PARTIDO NACIONALISTA DEL PERU, 1933. Fundado por Luis Antonio Eguiguren.
  24. PARTIDO ECONOMISTA. Fundado por Carlos J. Manrique.
  25. PARTIDO REPUBLICANO DEL PERU. Fundado por Pedro R. Samillán.
  26. PARTIDO NACIONAL REGIONALISTA DEL CENTRO. Fundado por J. Calmet del Solar.
  27. PARTIDO SINDICALISTA RURAL URBANO DEL PERU, 1939. Fundado por Jorge Badani.
  28. PARTIDO NACIONALISTA PROLETARIO.
  29. PARTIDO VANGUARDIA DEMOCRATICA. Secretario General, H. Merel.
  30. UNION POPULAR. Presidente Jorge Suárez Giulfo.
  31. UNION CIVICA NACIONAL. Secretaria General Luis Felipe Villarán Freire.
  32. ACCION POPULAR PERUANA. Secretario General Carlos Gonzales Loli.
  33. ACCION DEMOCRATICA REVOLUCIONARIA. Presidente: Carlos Guija.
  34. PARTIDO DESCENTRALISTA. Presidente: Francisco Tamayo.
  35. PARTIDO DEMOCRATA. Presidente: Juan Vicente Nicolini.
  36. PARTIDO SOCIAL CRISTIANO. Presidente: Baltazar Caravedo.
  37. UNION DEMOCRATICA PERUANA, 1942. Fundado con el nombre de Frente de la Peruanidad en Defensa de la democracia, por Julio Marcial Rossi Corsi.
  38. PARTIDO DEMOCRATA SOCIALISTA, 1944. Presidente Luis A. Suárez; secretario del interior: Manuel Sánchez Palacios y secretario de organización: G. Carrión Matos.
  39. RENOVACION NACIONAL, 1944. Fundado en el Callao por Carlos Miró Quesada Laos.
  40. LEGION PATRIOTICA INDEPENDIENTE, 1944. Nació propiciando la candidatura presidencial de Eloy Ureta.
  41. FRENTE DEMOCRATICO NACIONAL, (FDN) 1945. Fundado en Arequipa por Manuel J. Bustamante de la Fuente, conformando, luego una alianza electoral con el Apra y el PCP, que posibilitó el triunfo presidencial del Dr. José Luis Bustamante y Rivero en 1945.
  42. PARTIDO VANGUARDIA SOCIALISTA (Comunista), 1945. Nombre del PCP que posibilita su inscripción legal. Secretario: Jorge Acosta Salas.
  43. PARTIDO SOCIAL CRISTIANO DEL PERU, 1946. Presidente del Comité Organizador: Víctor Cárcamo.
  44. PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO (POR), 1946. Primer grupo marxista de inspiración trostkista. Entre sus fundadores se cuenta a Francisco Zevallos, Leoncio Bueno, Francisco Abril de Vivero.
  45. MOVIMIENTO CIVICO INDEPENDIENTE. Su declaración de principios la firman Pedro Beltrán, Javier Ortiz de Zevallos y Pedro Roselló.
  46. MOVIMIENTO DE RENOVACION NACIONAL, 1947. Fundado por Julio Bedoya Villacorta.
  47. ALIANZA NACIONAL, 1947. Fundado por Pedro Beltrán Espantoso.
  48. PARTIDO UNION DEMOCRATICO, 1948. Fundado por Paulino Prado Altamirano.
  49. UNION DEMOCRATICA, 1949. Conformado por los partidos: Democrático, Reformista, Liberal, Nacionalista, Constitucional, Progresista y Coalición Laborista del Callao. Fue su presidente Andrés Dasso.
  50. COALICION NACIONAL, 1955. Fundado por Pedro Roselló.
  51. FRENTE DE JUVENTUDES DEMOCRATICAS, 1956. Grupo que promovió y lanzó la candidatura del arquitecto Fernando Belaúnde Terry en 1956. Fue la base de la formación de Acción Popular ese mismo año.
  52. MOVIMIENTO SOCIAL PROGRESISTA (MSP), 1956. Entre sus líderes se encontraban
    Santiago Agurto Calvo (secretario general), Alberto Ruiz Eldredge, los hermanos Salazar Bondy. Participó en las elecciones generales de 1962.
  53. MOVIMIENTO DEMOCRATICO PRADISTA (MDP), 1956. Fundado a iniciativa de Manuel Cisneros Sánchez, teniendo como jefe máximo a Manuel Prado Ugarteche. Posteriormente cambia de nombre por Movimiento Democrático Peruano (MDP). Fue partido de gobierno entre 1956 y 1962.
  54. ACCION POPULAR (AP), 1956 (*). Fundado en Chincheros (Cusco) por Fernando Belaúnde Terry, luego de las elecciones de 1956. Entre sus principales líderes han figurado: Javier Alva Orlandini, Manuel Ulloa, Javier Arias Stella, José María de la Jara y Ureta, Eduardo Orrego. Participa en las elecciones generales de 1962, 1963 (en alianza con la DC), 1980, 1985, 1995, municipales de 1963, 1966, 1967 (estas tres en alianza con la DC), 1980, 1983. Forma en 1988, con el PPC y el Movimiento Libertad, el Frente Democrático (Fredemo) y participa en sus listas en las elecciones municipales de 1989 y generales de 1990. Participa, asimismo, en las elecciones municipales de 1993, 1995 y 1998. Fue partido de gobierno en dos períodos: 1963-1968 y 1980-1985. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO. En 1995, lanzó la candidatura presidencial de Raúl Diez Canseco y, en el 2000, de Víctor Andrés García Belaunde.
  55. PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO (DC), 1956 (*). Fundado, entre otros, por Ernesto Alayza Grundy, Luis Bedoya Reyes, Mario Polar Ugarteche, Héctor Cornejo Chávez, Roberto Ramírez del Villar. Participa en las elecciones generales de 1962, 1963 (en alianza con AP), 1985 (en alianza con el Apra), 1990 (en alianza con IS), municipales de 1963, 1966, 1967 (todas en alianza con AP) y 1983. Participa como aliado de gobierno en 1963-1968 con Ap y 1985-1990 con el Apra.
  56. PARTIDO NACIONALISTA REVOLUCIONARIO PERUANO, 1957. Fundado por Guillermo Carnero Hocke.
  57. FRENTE DE LIBERACION NACIONAL (FLN), 1960. Fundado por el general César Pando Egúsquiza, Salomón Bolo Hidalgo, Genaro Checa. Participa, teniendo como base partidaria principal al PCP, en las elecciones de 1962.
  58. EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL (ELN), 1960. Se forma con parte de la Juventud del PCP, dirigido por Héctor Béjar, Juan Pablo Chang, Abraham Lama, Javier Heraud. Más tarde, en 1963, inició las guerrillas, en la zona de Ayacucho.
  59. UNION NACIONAL ODRIISTA (UNO), 1961. Fundado por el general Manuel A. Odría y tiene entre sus líderes a Julio De la Piedra. Participa en las elecciones generales de 1962, 1963, 1980, 1990; municipales de 1963, 1966 (en alianza con el Apra), 1980, 1983; constituyentes de 1978 y complementarias de 1967 (en alianza con el Apra).
  60. FRENTE DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (FIR), 1962. Conformado por la fusión de la Agrupación Unificación de la Izquierda Revolucionaria, sectores del Partido Comunista, Agrario Revolucionaria, Partido Obrero Revolucionario. Líderes: Hugo Blanco, Antonio Aragón, Vladimiro Valer, Juan Pablo Chang, Gorky Tapia. Dirige a inicios de los sesenta el movimiento campesino del Cuzco y realiza acciones armadas.
  61. MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (MIR), 1962. Grupo de influencia castrista, fundado por Luis de la Puente Uceda, con un grupo de ex-apristas. Más tarde, en 1965, iniciaron las guerrillas contra el primer gobierno de Belaúnde.
  62. FUERZAS POPULARES. Fundado por Mario Villarán Rivera.
  63. FRENTE NACIONAL DE TRABAJADORES Y CAMPESINOS (FNTC), 1962 (*). Fundado en Puno por los hermanos Néstor, Róger y Luis Cáceres Velásquez. Participó en las elecciones generales de 1980, 1985 y 1990, municipales de 1980, 1983, 1986 y 1989, 1993 y 1995, así como las constituyentes de 1978 y de 1992. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO.
  64. PARTIDO COMUNISTA PERUANO (Bandera Roja) PCP(BR), 1964. Ruptura maoista del PCP, liderado por Saturnino Paredes, Abimael Guzmán, José Sotomayor. Participó en las elecciones constituyentes de 1978, al interior de las listas del FOCEP.
  65. VANGUARDIA REVOLUCIONARIA (VR), 1965. Fusión de varios núcleos marxistas, encontrándose entre sus líderes fundadores: Ricardo Napurí, César Benavides, Ricardo Letts y Edmundo Murrugarra. Funda, en 1977, la UDP. Participa, con este frente, en las elecciones constituyentes de 1978 y generales de 1980. Forma, con otros grupos, Izquierda Unida y participa a su interior en las elecciones municipales de 1980 y 1983. En 1984, se fusiona con otros grupos para dar nacimiento al PUM.
  66. PARTIDO POPULAR CRISTIANO (PPC), 1967 (*). Partido formado por un sector de la DC dirigido por Luis Bedoya Reyes. Entre sus principales líderes se encuentran Mario Polar Ugarteche, Roberto Ramírez del Villar, Ernesto Alayza Grundy, Felipe Osterling, Alberto Borea. Participó en las elecciones constituyentes de 1978, generales de 1980, 1985; municipales de 1980, 1983, 1986. En 1988, forma con AP y el Movimiento Libertad, el FREDEMO y participa en sus listas en las elecciones municipales de 1989 y generales de 1990. Se presenta solo en las elecciones del Congreso Constituyente de 1992 y las municipales de 1993, 1995 y 1998. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO.
  67. PARTIDO SOCIAL DEMOCRATA NACIONALISTA, 1968. Fundado por Julio de la Piedra y la fracción renunciante de la Unión Nacional Odriísta.
  68. PARTIDO OBRERO MARXISTA REVOLUCIONARIO, (POMR), 1970. Ruptura de VR dirigido por Ricardo Napurí y Jorge Villarán. Tendencia trotskista. Participa en las elecciones constituyentes de 1978 (con el FOCEP) y generales de 1980 (al interior de las listas del PRT).
  69. PARTIDO COMUNISTA DEL PERU (PATRIA ROJA), PC DEL P(PR), 1970 (*). Ruptura del PCP(BR) liderado por Alberto Moreno, Jorge Hurtado Pozo, Rolando Breña. Inicialmente de tendencia maoísta. Participa en las elecciones generales de 1980 bajo las siglas del UNIR. Es otros de los fundadores de IU. Al interior de sus filas participó en las elecciones generales de 1985, 1990 y 1995 y municipales de 1980, 1983, 1986, 1989 y 1993. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO.
  70. PARTIDO COMUNISTA PERUANO (Sendero Luminoso)(PCP-SL), 1970 (*). Ruptura del PCP(BR) dirigido por Abimael Guzmán, Antonio Díaz Martínez, Osmán Morote. Con bases principalmente estudiantiles y docentes en Ayacucho, inició acciones armadas y terroristas en 1980. Gran parte de sus líderes se encuentran presos, entre ellos su máximo líder Abimael Guzmán. Aun mantienen una presencia en la zona del VRAE.
  71. PARTIDO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES, (PST), 1971. Ruptura del FIR, de tendencia trostkista, es fundado por Hugo Blanco y Enrique Fernández Chacón. Forma, con otros grupos, el FOCEP y participó en sus listas en las elecciones de 1978. Participa, en las listas del PRT, en las elecciones generales de 1980. En 1980 y 1983 presenta listas a las elecciones municipales.
  72. PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO (PCR), 1974. Grupo, inicialmente maoísta, que rompe con VR. Fundado por Manuel Danmert, Agustín Haya, Santiago Pedráglio. Forma la UDP en 1977 y participa en sus listas en las elecciones de 1978. En las del UNIR en 1980 y las de IU en las municipales de 1980, 1983, 1986 y generales de 1985. En 1989 participa en las elecciones municipales en las listas de ASI y en 1990 en Izquierda Socialista.
  73. PARTIDO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO (PSR), 1976. Formado, entre otros, por prominentes líderes del gobierno de Velasco: generales Leonidas Rodríguez Figueroa, Jorge Fernández Maldonado, así como por Enrique Bernales, Alfredo Filomeno. Participa en las elecciones constituyentes de 1978, generales de 1980 (UI), municipales de 1980, 1983, 1986, generales de 1985 (todas al interior de IU). En 1989 participa al interior de las listas de ASI y en 1990 en IS.
  74. UNIDAD DEMOCRATICO POPULAR (UDP), 1977. Frente electoral de izquierda conformado por VR, MIR y PCR. Participa con listas propias en 1978 y 1980. Al interior de IU presenta listas en las elecciones municipales de 1980 y 1983.
  75. FRENTE OBRERO CAMPESINO ESTUDIANTIL Y POPULAR (FOCEP), 1977 (*). Frente de izquierda constituido sobre la base de un núcleo liderado por Genaro Ledesma Izquieta, PST, PCP(BR), POMR. Participa en las elecciones constituyentes de 1978. Luego se convierte en partido -sólo con el primer sector- liderado también por Genaro Ledesma. Participa sólo en las elecciones presidenciales de 1980 y al interior de IU en las elecciones generales de 1985 y 1990 y municipales de 1980, 1983, 1986, 1989 y 1993. En el Referéndum de 1993, apoyó la apción por el NO.
  76. PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO (Trinchera Roja) PCR (TR), 1977. Ruptura de PCR liderado por Agustín Haya de la Torre y Jorge Nieto. Se integra a la UDP y luego se disuelve.
  77. VANGUARDIA REVOLUCIONARIA (Proletario Comunista), VR (PC), 1977. Grupo maoísta que sale de VR. Fundado por Eduardo Figari y Julio César Mezzich. Posteriormente se disuelve y el último con un grupo, se incorpora a Sendero Luminoso.
  78. PARTIDO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO (marxista-leninista), PSR (ML), 1978. Ruptura del PSR liderado por Antonio Aragón, Carlos Urrutia, Andrés Avelino Mar. Participa en las elecciones generales de 1980, en las listas de la UDP.
  79. PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT), 1978. Grupo trostkista, formado por una facción del PST, FIR(IV), FIR(Combate), liderado por Hugo Blanco, Hipólito Enríquez, Raúl Castro Vera, Nicolás Lucar. Participa en las elecciones generales de 1980 y municipales de 1980 y 1983.80.
  80. ACCION POLITICA SOCIALISTA (APS), 1980. Fundado por Gustavo Mohme Llona. Participa en las elecciones generales de 1980 y municipales de 1980. Se incorpora a IU en 1985 y participa en sus listas hasta 1990. Forma con otros partidos el MDI en 1992.
  81. UNION DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (UNIR), 1980 (*). Frente electoral de izquierda conformado por PC del P(PR), FLN, VR-PC. Se incorpora a IU y participa en todas las elecciones desde las municipales de 1980 hasta las municipales de 1993. En el Referéndum de 1993, apoyó la opción por el NO.
  82. IZQUIERDA UNIDA (IU), 1980. Frente político electoral conformado inicialmente por UDP, UNIR, PCP, PSR, PCR, FOCEP. En 1984, UDP y parte del PCR forman el PUM y se incorporan a IU. Lo presidió Alfonso Barrantes Lingán hasta 1987. En 1989 realiza su primer congreso. Presenta listas en las elecciones generales de 1985, 1990 y 1995 en las municipales de 1980, 1983, 1986 y 1989. Entra en crisis orgánica en 1990 y presenta candidaturas municipales en 1993, donde sólo participan PCP, UNIR y FOCEP.
  83. MOVIMIENTO DE BASES HAYISTAS (MBH), 1981. Ruptura del Apra, liderado por Andrés Townsend Ezcurra y Francisco Diez Canseco Távara. Participa en las listas del CODE en las presidenciales de 1985 y se presenta sólo en las municipales de 1983.
  84. PARTIDO DE INTEGRACION NACIONAL (PADIN), 1982. Fundado por Miguel Angel Mufarech, con sectores renunciantes de AP y PPC. Participa en las elecciones municipales de 1983 y, al interior de las filas de IU, en las generales de 1985.
  85. PUEBLO EN MARCHA, 1983. Fusión de pequeños núcleos, ex-integrantes de IU, liderados por Walter Palacios. Se fusiona con la UDP en 1988.
  86. PARTIDO UNIFICADO MARIATEGUISTA (PUM), 1984 (*). Fusión de VR, MIR y un sector del PCR. En su mayoría conformado por la antigua UDP. Sus líderes principales: Javier Diez Canseco, Agustín Haya de la Torre, Santiago Pedráglio, Eduardo Cáceres, Carlos Tapia. Integra IU y participa en sus listas en todas las elecciones desde 1985. Se retira de IU en 1990 y participa en las elecciones municipales de 1993. Vuelve a participar, junto con UNIR, al interior de IU, en las elecciones generales de 1995. En el Referéndum de 1993, apoya la opción por el NO.
  87. FRENTE DEMOCRATICO DE UNIDAD NACIONAL (FDUN), 1984. Formado para promover la candidatura presidencial, en 1985, del ex-presidente Francisco Morales Bermúdez.
  88. MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO TUPAC AMARU (MRTA), 1984. Organización política que inicia acciones armadas en 1984. Fue fundada por Víctor Polay, Nestor Serpa, Avellaneda, Cárdenas, entre otros. En 1993, estaba prácticamente derrotado y con sus principales líderes en la cárcel. El último acto espectacular, fue la toma de la residencia del embajador de Japón, en diciembre de 1996, tomando más de un centenar de rehenes. El rescate de éstos costo la vida a todo el comando tupacamarista.
  89. SOLIDARIDAD Y DEMOCRACIA (SODE). Formado por tecnócratas y profesionales reconocidos. Entre sus líderes se encuentran Javier Silva Ruete, Manuel Moreyra Loredo, Aurelio Loret de Mola, Raúl Salazar. Participó en las listas parlamentarias del PAP en 1985, y en las listas del FREDEMO en 1990, y con listas propias en el CCD de 1992. En el Referéndum de 1993, apoya la opción por el NO.
  90. MOVIMIENTO LIBERTAD 1987. Surgió como un movimiento de oposición contra la nacionalización de la Banca. Entre sus fundadores se encuentran Mario Vargas Llosa, Miguel Vega Alvear, Miguel Cruchaga. Forma en 1988 con AP y PPC, el FREDEMO. Presenta, en las elecciones generales de 1990, a Mario Vargas Llosa como candidato presidencial. Participa candidaturas, en las elecciones municipales de 1993. Luego del golpe de 1992 y la ausencia de Mario Vargas Llosa, se disuelve.
  91. UNION CIVICA INDEPENDIENTE (UCI), 1988. Fundado por Francisco Diez Canseco Távara, César Larrabure. Presenta listas parlamentarias en las elecciones de 1990 y luego se disuelve.
  92. FRENTE DEMOCRATICO, (FREDEMO), 1988. Frente electoral conformado por PPC, AP y Movimiento Libertad. Participó en las elecciones municipales de 1989 y presidenciales de 1990. Se disuelve en 1990.
  93. ACUERDO SOCIALISTA DE IZQUIERDA (ASI), 1989. Conformado por partidos que salen de IU en 1989: PSR, PCR, MSP. Participan en las elecciones municipales de ese año y luego se disuelve.
  94. PARTIDO MARIATEGUISTA REVOLUCIONARIO (PMR), 1989. Conformado por ex- militantes del PUM. Entre sus líderes se encontraban Agustín Haya de la Torre, Santiago Pedráglio y Miguel Azcueta. Participa en las listas de IU en las municipales de 1989 y generales de 1990. Entra en crisis orgánica y un pequeño grupo ingresa al MDI.
  95. MOVIMIENTO SOCIALISTA PERUANO (MSP), 1989. Formado por ex-integrantes del PUM. Entre sus principales líderes Carlos Tapia y Sinesio López. Participa en las listas de ASI en 1989 e IS en 1990, luego se disuelve.
  96. MOVIMIENTO OBRAS, 1989. Grupo independiente fundado por Ricardo Belmont Casinelli que ganó la alcaldía de Lima en 1989 y 1993 y participo en las elecciones generales de 1995. Luego se disuelve.
  97. CAMBIO 90, 1989 (*). Fundado por Alberto Fujimori Fujimori. Entre sus fundadores se encontraron Máximo San Román, Julián Bustamante, Carlos García García. Ganó las elecciones presidenciales de 1990, luego del golpe de 1992 sus líderes se retiran de dicha agrupación junto con otros parlamentarios. Participa en Alianza con Nueva Mayoría en CCD de 1992, en las municipales de 1993 y generales de 1995. En el Referéndum de 1993, apoya la opción por el SI. En 1999, conforma con otros grupos, la alianza Perú 2000, que lanzó la candidatura de Alberto Fujimori Fujimori.
  98. FRENTE POPULAR AGRICOLA-FIA DEL PERU (FREPAP) (*). 1989. Integrado básicamente por miembros de la secta religiosa Los Israelitas del Nuevo Pacto Universal. Es dirigido por Ezequiel Ataucusi Gamonal. Participó en las elecciones generales de 1990, 1995, CCD de 1992, municipales de 1993 y las elecciones del 2000, con Ataucusi como candidato presidencial.
  99. MOVIMIENTO DE AFIRMACION SOCIALISTA (MAS) 1989. Conformado básicamente por cristianos de izquierda que militaban en IU. Entre sus dirigentes se encontraban Henry Pease, Rolando Ames, Gloria Helfer. A partir de 1992, integra el MDI. Participó al interior de IU en 1989 y 1990. Integra el MDI en 1992 y 1993. En el Referéndum de 1993, apoya la opción por el NO.
  100. IZQUIERDA SOCIALISTA (IS), 1989. Alianza electoral formado por ASI, Movimiento Socialista No Partidarizado, dirigido por Alfonso Barrantes Lingán. Con éste último como candidato presidencial, participó en las elecciones de 1990.
  101. FRENTE INDEPENDIENTE MORALIZADOR (FIM), 1990 (*). Grupo independiente fundado por Fernando Olivera Vega, que participó con listas parlamentarias en 1990 y 1995. Participa en las elecciones del CCD de 1992, las municipales de 1993, el Referéndum de 1993 -apoyando la opción por el NO- y las elecciones del año 2000, con listas sólo parlamentarias.
  102. MOVIMIENTO DEMOCRATICO DE IZQUIERDA (MDI), 1992. Formado por pequeños grupos salidos de IU: MAS, PMR, APS, PCR. Entre sus líderes se encontraban Henry Pease, Gustavo Mohme, Gloria Helfer, Julio Castro Gómez. Participó en el CCD y municipales de 1993. En el Referéndum de 1993, apoya la opción por el NO.
  103. PLATAFORMA DEMOCRATICA, 1992. Agrupación política de Lima Metropolitana formada para participar en las Elecciones Municipales de 1993. Apoyaron sus listas un pequeño núcleo ex-integrantes de IU, IS e independientes, presentando como candidato a la alcaldía de Lima a Michel Azcueta. Luego se disuelve.
  104. NUEVA MAYORIA 1992 (*). Formado por el presidente Alberto Fujimori para participar en el CCD de 1992, las municipales de 1993 y las generales de 1995, conjuntamente con Cambio 90. Entre sus líderes fundadores se encuentran Jaime Yoshiyama, Carlos Torres y Torres Lara y Martha Chávez. En el Referéndum de 1993, apoya la opción por el SI. En 1999, conforma con Cambio 90 y Vamos Vecino, el frente Perú 2000, que apoyo la candidatura de Alberto Fujimori Fujimori.
  105. RENOVACION, 1992 (*). Agrupación formada para participar en el CCD de 1992, reúne independientes y militantes de Libertad, bajo el liderazgo de Rafael Rey Rey. En el Referéndum de 1993, apoya la opción por el SI. En 1999, conforma con el CODE Avancemos que lanza la candidatura de Federico Salas Guevara para las elecciones generales del 2000.
  106. COORDINADORA DEMOCRATICA (CODE) 1992 (*). Formado por ex-apristas entre los que se encuentra José Barba Caballero para participar en las elecciones del CCD de 1992. Posteriormente, lo hace en las generales de 1995. En 1999 forma con Renovación la alianza Avancemos, para participar en las elecciones del año 2000, con Federico Salas Guevara como candidato presidencial.
  107. LIMA 2000, 1992. Lista Independiente, formada para lanzar a Luis Cáceres Velásquez a la alcaldía de Lima, en las elecciones municipales de 1993. Posteriormente se disuelve.
  108. UNION POR EL PERU (UPP), 1994 (*). Agrupación fundada y dirigida por el embajador Javier Pérez de Cuellar. Participó en las elecciones generales de 1995, convirtiéndose en la primera fuerza de oposición. Entre sus principales lideres se encontraban Alfonso Grados Bertorini, Henry Pease, Gustavo Mohme, Daniel Estrada, entre otros. Al final del período parlamentario la mayoría de sus integrantes habían abandonado la agrupación. Para las elecciones del 2000, lanza la candidatura presidencial de Máximo San Román.
  109. MOVIMIENTO DE INTEGRACION AGRARIA (MIA), 1994. Agrupación fundada por el congresista de Cambio 90/NM Alberto Chu Meris para participar en las elecciones generales de 1995. La única candidata de la lista que obtuvo un escaño parlamentario, fue la ex-vedette Susy Diaz.
  110. PERU POSIBLE, 1994 (*). Agrupación formada por Alejandro Toledo, quien fue candidato a la presidencia -en alianza con CODE- en 1995 y 2000. Entre sus líderes principales se encuentran Luis Solari y Carlos Ferrero Costa.
  111. SOMOS PERU, 1998 (*). Formada en base del movimiento independiente Somos Lima, que había fundado, en 1994, el alcalde de Miraflores, Alberto Andrade. Participa en las elecciones municipales de 1998 y obtiene la alcaldía de Lima y varias otras provinciales y distritales. Presenta a Alberto Andrade como candidato presidencial para las elecciones del 2000.
  112. VAMOS VECINO, 1998 (*). Agrupación oficialista fundada para participar en las elecciones municipales de 1998. Presentó como candidato en Lima al ex -ministro Juan Hurtado Miller. En 1999, conformó la alianza Perú 2000 apoyando la candidatura del presidente Alberto Fujimori.
  113. PERU 2000, 1999 (*). Frente que agrupó a las organizaciones Cambio 90, Nueva Mayoría, Vamos Vecino y movimiento independiente Perú 2000, con el propósito de lanzar la candidatura presidencial, en las elecciones del 2000, de Alberto Fujimori Fujimori.
  114. AVANCEMOS, 1999 (*). Agrupación formada por Renovación y CODE, que lanzó la candidatura de Federico Salas Guevara como candidato presidencial a las elecciones del 2000.
  115. SOLIDARIDAD NACIONAL, 1999 (*). Agrupación formada por Luis Castañeda Lossio, que encabezó la candidatura presidencial de las elecciones generales del 2000.
    (*) Agrupaciones políticas que mantienen actividad política.
  116. PARTIDO NACIONALISTA PERUANO, 2005. El Partido Nacionalista Peruano (PNP) es un partido polìtico peruanos fundado por el ex comandante del Ejercito del Perú Ollanta Humala. Postula como doctrina una ideología nacionalista. A pesar de contar con un importante grupo parlamentario en el Congreso de la República, existen notorias diferencias entre sus facciones. Una impulsa un populismo económico socialmente conservador y se encuentran cerca de la línea del régimen militar de los '70 de Juan Velasco Alvarado. La otra tendencia, a la que parece más cercano el propio Humala junto con dirigentes como Daniel Abugattás y Carlos Tapia, plantea un acercamiento con grupos de izquierda

MIGRACIONES EN LIMA EN EL SIGLO XX

LAS MIGRACIONES.
Los cambios en la ciudad de Lima empezaron cuando la gente que vivía en comunidades autosuficientes en el agro y comenzó a trasladarse hacia las ciudades costeñas, alterando por completo la larga tendencia histórica que la había mantenido aislada.
Para que se hagan una idea del mapa demográfico rural y urbano en aquel contexto histórico: Aproximadamente en la década del 40, la población rural era el 65% del total nacional. Pero en la actualidad esto se ha revertido radicalmente al 27,6%, es decir, que la población urbana del Perú estaba cerca de los 20 millones de habitantes (72,8%) Para explicar el por qué ocurrieron esas migraciones y como todo fenómeno social, existieron muchas causas:
- El incremento de carreteras que integraron gran parte del territorio nacional sobre todo el andino con las ciudades de la costa, especialmente con la capital. El desarrollo de este medio de comunicación animó a los provincianos en la búsqueda de una mejor comodidad, mejora de servicios y mejores oportunidades laborales.
- La crisis del agro entre 1940 y 1945 fue un factor decisivo para la migración. El esfuerzo de modernización y la poca seguridad de la venta del azúcar y el algodón, provocaron el despido masivo de peones o trabajadores de las haciendas agrarias de los andes y la costa. De esta forma, se liberó repentinamente un abultado contingente de personas que estaban dispuestas a migrar en busca de nuevos horizontes.
- Relacionado con el punto anterior, la crisis agrícola estaba también ligada con el problema de posesión de la tierra que no estaban en las manos de los propios campesinos. Muchas personas que no encontraban la posibilidad de tener una propiedad o terreno para trabajar, prefirieron migrar hacia las urbes para tratar de conseguir una propiedad que les era negada y satisfacer de alguna manera, algunas de sus aspiraciones materiales.
- Las posibilidades de una “mejor” remuneración, ha sido un estímulo poderoso para que las personas abandonen el campo para emplearse como obreros en Lima obteniendo ingresos hasta tres veces más altos de lo que ganaban antes.
- Por último, y quizás sea lo más importante, el propio crecimiento de los servicios públicos y la posibilidad al acceso de niveles educativos más altos, han sido también importantes incentivos para venir a la ciudad.

LA RECEPCIÓN HOSTIL
SOTO (1989) Sin embargo, al llegar a las ciudades los migrantes encontraron un mundo hostil. Se dieron cuenta de que, si bien la sociedad formal tenía una visión… del “Perú profundo” y le reconocía el derecho a la felicidad, nadie quería que ese “Perú profundo” bajase a las ciudades. Los programas de asistencia y desarrollo para tales áreas estaban dirigidos a que los campesinos progresaran ahí donde se encontraban; es decir, lejos de las ciudades. Se esperaba que la civilización llegase al campo, no que los campesinos vinieran a buscarla.
Se llegaron a los extremos, cuando la clase política de la época propusieron una serie de medidas abiertamente racistas, por ejemplo, el senador por Junín Manuel Faura presentó un proyecto en donde se prohibía el ingreso de provincianos, especialmente los hombres andinos a Lima; otro ejemplo fue, el diputado Salomón Sánchez formuló un pedido para la creación de un pasaporte de ingreso como obligación de los provincianos que quisieran entrar a Lima. Todos estos proyectos fueron rechazados felizmente, pero demuestran que ya desde entonces que existía una clara voluntad de negarles el acceso a la ciudad.
La integración fue más fácil para aquellos pertenecientes a las clases medias y altas provincianas urbanas. Ellos se incorporaron a la clase media limeña, dieron buena educación a sus hijos y siguieron desempeñándose como profesionales liberales o dentro de la burocracia estatal. La mayor o menor familiaridad con lo urbano y el mercado de algunos migrantes de sectores populares les ayudó algo en el proceso de integración a la urbe.
Mayor dificultad tuvieron los migrantes de origen campesino, sin experiencia urbana, con un dominio limitado de la lengua castellana y sin una amplia educación formal. Ellos tuvieron una que hacer frente a un medio muchas veces hostil, dominado por el prejuicio racial y sujeto todavía a los valores jerárquico de la sociedad criolla blanco – mestiza que habitaba la ciudad.
LAS INVASIONES Y BARRIADAS.
Desde la década del 40, la invasión fue una estrategia de acceso a la vivienda para los migrantes y personas de menores recursos. Esto dio lugar a las barriadas, conformadas por viviendas precarias inicialmente de esteras. Constituyen un elemento típico de la capital.
Inicialmente, los migrantes se albergaban en las antiguas casonas señoriales del centro de Lima abandonadas por sus antiguos habitantes, las clases altas y medias de la ciudad, que se desplazaron a los nuevos barrios residenciales. Por entonces ya estaban convertidas en tugurios (casas subdividas, quintas solares, callejones o corralones).
Sin embargo, la gran afluencia de inmigrantes, la falta de espacios para la viviendas en la ciudad y la incapacidad de el Estado para resolver los problema dieron lugar a las primeras invasiones, realizadas entre 1940 y 1950. La expansión se dirigió hacia los terrenos circundantes al centro de la ciudad. Fue el caso del doblamiento del cerro San Cosme, el cerro San Cristóbal y El Agustino. Estos espacios tenían un bajo costo y estaban cerca de de los centros de labor de la población que residía en ellos.
Entre 1950 y 1970, conforme a los fenómenos migratorios se acrecentó, las invasiones avanzaban hacia el norte, sur y al este, hacia la carretera central. Se formaron los conos. Surgieron así Comas, Villa María del Triunfo y Ciudad de Dios.
Hasta ese momento, el crecimiento de las barriadas se dio de manera espontánea, a través de las organizaciones de grupos de familias para la invasión nocturna de terrenos. Después venía la lucha por la legalización de la ocupación de espacios, la consecución de los servicios básicos, el equipamiento urbano y las construcciones progresiva de las viviendas por el sistema de autoconstrucción.
LA VIDA EN LA CIUDAD EN UN CONTEXTO DE CRISIS
A partir de la segunda mitad de la década del 70 y a lo largo de los 80, se produjo una grave crisis económica y política que hizo visible la incapacidad del Estado para organizar la vida de la cambiante sociedad peruana.
La ciudad ya no generaba empleos para la nueva población urbana, lo que obligó a esta a crear sus propias fuentes de trabajo. Se expandió así el comercio ambulatorio que invadió los espacios públicos, calles y plazas. Asociadas a esta nueva actividad surgieron empresas productivas, fábricas y talleres que les proveían de mercaderías para sus ventas, más baratas porque no pagaban impuestos al Estado. Eran, por tanto, también informales. De ese modo se hicieron informales la producción, el comercio, aun el sector financiero, el transito, etc.
Para el antropólogo José Matos Mar, la informalidad es parte de un proceso mayor, estimulado por las grandes migraciones del 50. Es la expresión del quiebre de los viejos patrones que regían el conjunto de la sociedad desde la independencia, y la fundación de otros nuevos y de sentido más democrático. A este fenómeno lo llama “desborde popular”. La informalidad sería, para él, la respuesta de la sociedad emergente de origen andino al Estado, el aparato formal que ha sido incapaz de atender sus demandas. En su lugar, los nuevos sectores urbanos habrían creado sus propias estrategias y mecanismos paralelos para presionar al Estado y obtener una mayor participación en los beneficios de la modernidad.
En las dos últimas décadas, al problema de la pobreza y el atrazo agrario se añadió la violencia política protagonizada por Sendero Luminoso, el MRTA y las fuerzas del orden por parte del Estado peruano. La aparición del fenómeno del terrorismo generó una migración de carácter compulsivo y masivo que afectó particularmente a la región andina central y sur del Perú. El número de desplazados se calculan en millones según los calculos del INEI y el informe final de la CVR.

lunes, 22 de febrero de 2010

La república Aristocratica: La agricultura de exportación




El 22 de mayo 1896, por iniciativa de un grupo de agricultores, se fundó la Sociedad Nacional de Agricultura; entre ellos estuvieron Manuel Moscoso Melgar, los hermanos Aspíllaga, Francisco Moreyra y Riglos, Olivo Chiarella, Francisco Tellería, Sebastián Salinas, Adriano Bielich, Federico Palacios y Augusto Gutiérrez. Con esta medida, se quiso orientar al Estado en favor del desarrollo agrícola y canalizar las demandas de los hacendados. Desde este momento, las actividades del nuevo gremio fueron ininterrumpidas. Gracias a sus gestiones se introdujo, por ejemplo, la enseñanza agrícola al fundarse, en 1902, la Escuela Nacional de Agricultura; además, se iniciaron los estudios para combatir las pestes y enfermedades en los cultivos de la costa a través del Instituto de Parasitología Agrícola que luego se convertiría en la Estación Experimental Agrícola de La Molina.


Un buen ejemplo de esta política fueron las gigantescas plantaciones azucareras que dominaban el valle de Chicama (La Libertad) que terminaron concentrando la tierra en pocas manos. La historia es algo simple. Las haciendas de los plantadores nacionales fueron absorbidas dentro de tres grandes empresas agrícolas: "Casagrande" (de la familia Gildemeister), "Roma" (de los Larco) y "Cartavio" (de la Casa Grace). Sus propietarios simbolizaban la nueva era marcada por la inyección del capital extranjero y el trabajo de los indios "enganchados" que formaron el proletariado agrícola. La coyuntura internacional, además, favorecía las exportaciones, especialmente durante los años de la Primera Guerra Mundial. Otra hacienda importante del valle fue "Laredo", propiedad de Ignacio Chopitea. El mapa azucarero se completaba con Lambayeque. Las dos familias más importantes de la región eran los Pardo, en la hacienda "Tumán", y los Aspíllaga en "Cayaltí".




En 1889 se exportaron 45 mil toneladas de azúcar y en 1905 poco más de 134 mil por un valor de un millón y medio de libras esterlinas. Sin embargo, durante estos años la industria azucarera experimentó una crisis debido a la sobreproducción mundial y a la consiguiente baja de su precio en el mercado; en 1902, por ejemplo, su precio llegó a 5 chelines y 3 penques el quintal de 100 libras, su punto más bajo. Según Peter Klaren, esto originó un ciclo de bancarrotas entre los pequeños y medianos propietarios y la consolidación de las grandes plantaciones que pudieron defenderse mejor del mercado externo. Cerca de cinco mil familias debieron vender sus haciendas que terminaron absorbidas por las grandes plantaciones azucareras. Esta difícil coyuntura obligó a éstas tecnificarse con maquinaria moderna.


Hacia 1904 unas 50 mil hectáreas estaban dedicadas al cultivo de caña, pero en 1912 solo 37 mil se dedicaban a este fin (igual que en 1884). Esto se debió a que los agricultores de Piura, Camaná e Ica dejaron de cultivar caña debido al complicado panorama. A partir de entonces la producción nacional dependió de las plantaciones de La Libertad, Lambayeque y Lima; solo en los dos primeros la producción aumentó en un 60% hacia 1912. En este sentido, la industria azucarera norteña se encontraba en buenas condiciones para afrontar el incremento sin precedentes de la demanda mundial por la guerra entre 1914 y 1918, época de oro de los barones del azúcar. Estos lograron acumular en aquella feliz coyuntura por lo menos 10 millones de dólares, los cuales fueron invertidos en compra de tierras e instalación de nuevos ingenios. Hacia 1920, la capacidad productiva se había elevado a 320 mil toneladas aproximadamente, el doble al nivel anterior de la guerra. Por ello, al año siguiente se destinaron 50 mil hectáreas para el cultivo en los valles del norte.


En resumen, como lo anotan Rosemay Thorp y Geoffrey Bertram: El monto retornado a la economía nacional derivado de las exportaciones de azúcar fue bastante elevado en las décadas de 1890 y 1900, con una alta proporción de excedente económico que fue empleado para promover el esfuerzo de desarrollo nacional en aquellos años. Durante la primera guerra mundial, el valor retornado disminuyó, al elevarse los precios por las ganancias inesperadas que no se remitieron al país, las que fueron gastadas en parte en la importación de equipos que resultaron de limitado rendimiento económico. En la década de 1920, los bajos precios mundiales virtualmente eliminaron al azúcar como generador importante de excedente y los fondos disponibles que eran obtenidos tendieron a salir al extranjero de tal manera que, aunque el sector permaneció prácticamente libre de control extranjero, su desempeño económico se volvió similar al que se podía esperar de una industria extranjera de exportación.


La exportación del algodón siguió en importancia a la del azúcar. Las zonas de mayor producción fueron Piura, Ica y los valles del norte de Lima (Santa, Pativilca, Supe, Huaura, Chancay y Chillón). Los tipos de algodón que se cultivaban eran los siguientes: peruano, egipcio y, en menor cantidad, argeliano, mitafifí, y sea island. Según Alejandro Garland, el cultivo de algodón cubría, en 1905, cerca de 20 mil hectáreas, daba ocupación a 16 mil personas y su rendimiento anual no bajaba de 400 mil libras peruanas. Pero los cultivos del "oro blanco" estaban casi siempre expuestos a la enfermedad del Wilt hasta que, en 1908, luego de infatigables esfuerzos, Fermín Tangüis (1851-1932) halló una planta resistente a la plaga que luego se hizo famosa en el mundo por su gran calidad. De este modo el Algodón Tangüis permitió a los agricultores obtener excelentes beneficios colocando al Perú como productor del mejor algodón en el mundo. Su exportación se hizo por los puertos de Paita, Callao y pisco, siendo sus mayores mercados Estados Unidos e Inglaterra.


Al finalizar el siglo XIX, la exportación llegaba a las 6 mil toneladas; antes de la Primer Guerra Mundial éstas llegaron a más de 20 mil y hacia 1923 casi duplicaron su volumen. Por ello tanto en Piura, Ica y el norte de Lima el algodón fue desplazando a la caña y a otros cultivos de panllevar. Además, los pequeños y medianos propietarios se dedicaron a su siembra ya que no requería de grandes costos fijos.


El arroz, finalmente, era cultivado en Lambayeque donde existían haciendas con molinos propios para su pilado como "Tumán", "Talambo", "Cultambo", "Facla", "Lurificio" y "Masanca"; otros centros de pilado se hallaban en las zonas de Jayanca, Túcume, Ferreñafe, Éten, Pacasmayo, Chongoyape, San Pedro, Guadalupe, Pueblo Nuevo y Montevideo. El cultivo del arroz se orientaba básicamente al mercado interno y una pequeña parte era exportada a Chile, Ecuador y Bolivia a través de los puertos de Éten y Pacasmayo.

domingo, 21 de febrero de 2010

la "era del guano": El contrato Dreyfus y la crisis económica


En 1868 se inició el gobierno de Balta con la difícil tarea de reorganizar la administración pública y desarrollar materialmente al país. Sin embargo, el problema más delicado era el económico debido al déficit de más de 8 millones de soles que afectaba al presupuesto nacional, principalmente por la disminución de la venta del guano en Europa y los gastos generados por el conflicto con España. Por ello, el gobierno pretendía pedir un préstamo a los consignatarios del guano y cubrir la brecha presupuestaria; por su lado, en el Congreso existían voces por eliminar el sistema de consignaciones.


Fue en ese contexto que Balta llamó al ex-seminarista y periodista de oposición Nicolás de Piérola para asumir el ministerio de Hacienda. Cabe decir que en esos momentos, casi ningún político con aspiraciones en la función pública quería asumir la responsabilidad de tomar decisiones drásticas o impopulares frente a la agobiante crisis económica.


Piérola vio el problema con toda claridad. Los consignatarios nacionales no cumplían sus contratos con el Estado y retrasaban sus pagos debido a la disminución del precio del guano en los mercados europeos. Sucedió que los nuevos abonos químicos le hacían una feroz competencia. Por ello, especulaban con los cargamentos y los almacenaban en los puertos esperando el mejor momento para la venta del fertilizante. De este modo, el Estado no recibía puntualmente sus remesas impidiéndole programar sus gastos.


La solución era fácil pero al mismo tiempo delicada en aplicarse: quitarle el negocio del guano a los consignatarios y discutir nuevas condiciones con quien ofreciera mejores dividendos al país. Finalmente Piérola se inclinó por esto. Por ello, el joven ministro, de apenas 30 años, quien decía no representar a ningún grupo de poder, inició conversaciones con Augusto Dreyfus. Y el momento llegó.


El 5 de julio de 1869 se firmó en París el polémico Contrato Dreyfus por el cual el rico comerciante judío-francés, en representación de la Casa Dreyfus, se comprometía a comprar al Perú 2 millones de toneladas de guano por 73 millones de soles. Dreyfus debía adelantar 2 millones de soles en dos mensualidades al momento de la firma del contrato y asumió el compromiso de entregar cada mes, hasta marzo de 1871, la suma de 700 mil soles. Se encargaba, además, de hacerse cargo de todo el negocio del guano y a cancelar la deuda externa peruana haciendo uso de las ganancias obtenidas por la venta del abono.


Para el Perú era un buen negocio pues ya no debía preocuparse por los incumplimientos de los consignatarios. Además podía equilibrar su presupuesto, programar sus gastos y, como si esto fuera poco, se olvidaba del problema de su deuda con los acreedores ingleses. La reacción de los consignatarios nacionales fue violenta quienes basaban su protesta por ser “hijos del país”. Sus denuncias tuvieron eco en el poder judicial pero el Congreso, luego de encendidos debates, aprobó las condiciones del Contrato Dreyfus.


De este modo, se pensó orientar el dinero enviado por Dreyfus hacia obras productivas, especialmente en la construcción de ferrocarriles que, se pensaban, eran la vía segura al progreso. De esta forma Balta gastó enormes cantidades de dinero en implementar su política ferrocarrilera. Muchas líneas se construyeron, otras quedaron a medio hacer y las demás sólo fueron esbozadas en proyectos. Lo cierto es que al final el dinero de Dreyfus no alcanzó, el estado tuvo que volver a recurrir al crédito externo y afrontar el incontrolable déficit presupuestal.


Cuando Manuel Pardo asumió la presidencia en 1872 estas eran las cifras de la crisis: el presupuesto arrojaba un déficit de casi 9 millones de soles y el guano había reducido un 50% de sus ventas en Europa. En el congreso se desató un intenso debate llegando a culpar al régimen de Balta, y a su ministro Piérola, de ser los culpables directos de la penosa situación. La política ferroviaria había aumentado el monto de la deuda externa a 35 millones de libras esterlinas cuya sola amortización requería de casi 3 millones de libras, una suma equivalente a casi la totalidad del presupuesto.


De otro lado, la deuda interna ascendía a 13 millones de soles. Y como si esto fuera poco, el pago de los préstamos recibidos en 1870 y 1872 (12 millones y 37 millones de libras esterlinas, respectivamente) habían absorbido la totalidad de las mensualidades que Dreyfus quedaba comprometido a remitir al estado en virtud del contrato de 1869. Cebe mencionar que en 1872 el Perú tuvo el dudoso privilegio de tener la deuda externa más grande de Sudamérica en el mercado monetario de Londres.


A diferencia de épocas anteriores, ahora el estado no estaba en capacidad de conseguir más créditos en Londres para financiar sus gastos. Esto se agravó cuando en 1874 Dreyfus anunció que sólo cumpliría sus obligaciones hasta el año siguiente. Por ello, el gobierno de Pardo trató de obtener sin éxito, un sustituto de Dreyfus con la Societé Génerale de París y la Peruvian Guano en 1876.


Ese año se declaró la bancarrota financiera del Perú ante la imposibilidad de conseguir nuevos préstamos y asumir el pago de los anteriores. Esto llevó al civilismo a monopolizar y nacionalizar el salitre de Tarapacá sin ningún resultado positivo. Este sombrío panorama no solo originó la quiebra de los bancos de la época, sino la virtual ruina de la agricultura, la minería y el comercio. La creación de nuevos impuestos y la emisión monetaria no pudieron maquillar una crisis que hacia 1879, año que estalló la guerra con Chile, se volvía cada vez más agobiante

sábado, 20 de febrero de 2010

E. Hobsbawm. "Esta crisis es peor que la 1929-1933, porque es absolutamente global"



E rescatado un fragmento de la conversación mantenida entre el célebre historiador Eric Hobsbawm y el analista Martín Granowsky.Un interesante análisis de la situación internacional actual que estamos viviendo. La crisis económica, la sittuación política, el mercado, América Latina... Les dejo el texto...


H–El mundo está complejo –afirma sin embargo manteniendo la iniciativa–. No quiero caer en slogans, pero es indudable que el Consenso de Washington murió. La desregulación salvaje ya no sólo es mala: es imposible. Hay que reorganizar el sistema financiero internacional. Mi esperanza es que los líderes del mundo se den cuenta de que no se puede renegociar la situación para volver atrás sino que hay que rediseñar todo hacia el futuro.


G–La Argentina experimentó varias crisis, la última fuerte en 2001. En 2005 el presidente Néstor Kirchner, de acuerdo con el gobierno brasileño, que también lo hizo, pagó al FMI y desenganchó a la Argentina del organismo para que el país no siguiera sometido a sus condicionalidades.


H–Es que a esta altura se necesita otro FMI absolutamente distinto, con otros principios, que no dependa sólo de los países más desarrollados y en el que una o dos personas toman las decisiones. Es muy importante lo que están proponiendo Brasil y la Argentina para cambiar el sistema actual. ¿Cómo están las relaciones entre ustedes?

G–Muy bien.


H–Eso es muy importante. Manténganlas. Las buenas relaciones entre gobiernos como los de ustedes son muy importantes en medio de una crisis que también implica riesgos políticos. Para los standards norteamericanos, los Estados Unidos están girando a la izquierda y no a la extrema derecha. Eso también es bueno. La Gran Depresión llevó políticamente al mundo a la extrema derecha en casi todo el planeta, con excepción de los países escandinavos y los Estados Unidos de Roosevelt. Incluso en el Reino Unido llegó a haber miembros del Parlamento que eran de extrema derecha.

G–¿Y qué alternativa aparece?


H–No lo sé. ¿Sabe cuál es el drama? El giro a la derecha tuvo dónde recostarse: en los conservadores. El giro a la izquierda también tuvo en qué descansar: en los laboristas.

G–Los laboristas gobiernan el Reino Unido.

H–Sí, pero me gustaría hacerle un planteo más general. Ya no existe la izquierda tal como era.

G–¿La extraña?

H–Lo señalo.

G–¿A qué se refiere cuando dice “la izquierda tal como era”?


H–A las distintas variantes de la izquierda clásica. A los comunistas, naturalmente. Y a los socialdemócratas. ¿Pero sabe qué pasa? Todas las variantes de la izquierda precisan del Estado. Y durante décadas de giro a la derecha conservadora, el control del Estado se hizo imposible.G–¿Por qué?H–Muy sencillo. ¿Cómo controla usted el Estado en condiciones de globalización? Conviene recordar que a principios de los ’80 no sólo triunfaron Ronald Reagan y Margaret Thatcher. En Francia, François Mitterrand no logró una victoria.

G–Había ganado la presidencia en 1974 y repitió en 1981.


H–Es así. Pero cuando intentó una unidad de izquierdas para nacionalizar un sector mayor de la economía, no tuvo el poder suficiente para hacerlo. Fracasó por completo. La izquierda y los partidos socialdemócratas se retiraron de la escena, derrotados, convencidos de que nada podía hacerse. Y entonces, no sólo en Francia sino en todo el mundo, quedó claro que el único modelo que podía imponerse con poder real era el capitalismo absolutamente libre.

G–Libre sí. ¿Por qué dice “absolutamente”?


H–Porque con libertad absoluta para el mercado, ¿quién atiende a los pobres? Esa política, o la política de la no política, es la que se desarrolló con Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Y funcionó –dentro de su lógica, claro, que no comparto– hasta la crisis que comenzó en el 2008. Frente a la situación anterior la izquierda no tenía alternativa. ¿Y frente a ésta? Fijémonos, si quiere, en la izquierda más clásica de Europa. Es muy débil en Europa. O está fragmentada. O desapareció. Refundación Comunista en Italia es débil y las otras ramas del ex Partido Comunista Italiano están muy mal. Izquierda Unida en España también está cayendo de la ladera de la colina. Algo quedó en Alemania. Algo en Francia, con el Partido Comunista. Ni esas fuerzas, y menos aún la izquierda más extrema, como los trotskistas, y ni siquiera una socialdemocracia como la que describí antes, alcanzan todavía como respuesta a esta crisis y a sus peligros. La misma debilidad de la izquierda aumenta los riesgos.

G–¿Qué peligro ve?


H–En períodos de gran descontento como el que empezamos a vivir, el gran peligro es la xenofobia, que alimentará y a su vez será alimentada por la extrema derecha. ¿A quién buscará esa extrema derecha? Buscará atraer a los “estúpidos” ciudadanos que cuidan su trabajo y temen perderlo. Y digo estúpidos irónicamente, quiero aclararle. Porque ahí reside otro fracaso evidente del fundamentalismo de mercado. Dejó libertad para todo. ¿Y la verdadera libertad de trabajo? ¿La de cambiarlo y mejorar en todos los aspectos? Esa libertad no la respetó porque, para el fundamentalismo de mercado, habría resultado políticamente intolerable. También habrían sido políticamente intolerable la libertad absoluta y la desregulación absoluta en materia laboral, al menos en Europa. Yo temo una era de depresión.

G–¿Usted no tiene dudas, ya, de que entraremos en depresión?


H–Si lo desea podemos hablar técnicamente, como los economistas, y cuantificar trimestres. Pero no hace falta. ¿Qué otra palabra puede usar uno para denominar un tiempo en el que muy velozmente millones de personas pierden su empleo? De cualquier manera, hasta el momento no veo un escenario de una extrema derecha ganando por mayoría en elecciones, como ocurrió en 1933 cuando Alemania eligió a Adolf Hitler. Es paradójico, pero con un mundo muy globalizado un factor impedirá la inmigración, que a su vez suele ser la excusa para la xenofobia y el giro hacia la extrema derecha. Y ese factor es que la gente emigrará menos –hablo en términos masivos– al ver que en los países desarrollados la crisis es tan vasta. Volviendo a la xenofobia, el problema es que aunque la extrema derecha no gane podría ser muy importante en la fijación de la agenda pública de temas y terminaría por imprimirle una cara muy fea a la política.

G–Dejemos a un lado la economía por el momento. Pensando en política, ¿qué cosa disminuiría el riesgo de xenofobia?


H–Me parece bien, vamos a la práctica. El peligro disminuiría con gobiernos que gocen de la suficiente confianza política por parte del pueblo por su capacidad de restaurar el bienestar económico. La gente debe ver a los políticos como gente capaz de garantizar la democracia, los derechos individuales y al mismo tiempo coordinar planes eficaces para salir de la crisis. Ahora que hablamos de este tema, ¿sabe que veo a los países de América latina sorprendentemente inmunes a la xenofobia?

G–¿Por qué?

H–Yo le pregunto si es así. ¿Es así?


G–Es posible. No diría que son inmunes si uno piensa, por ejemplo, en el tratamiento racista de un sector de Bolivia hacia Evo Morales, pero al menos en los últimos 25 años de democracia, por tomar la antigüedad de la democracia argentina, la xenofobia y el racismo nunca fueron masivos ni nutrieron partidos de extrema derecha, que son muy pequeños. No pasó ni siquiera con la crisis del 2001, que culminó el proceso de destrucción de millones de empleos, a pesar de que la inmigración boliviana ya era muy importante en número. Ahora, no hablamos de los cantos de las hinchadas de fútbol, ¿no?

H–No, yo lo pienso en términos masivos.


G–Entonces las cosas parecen ser como usted las piensa, profesor. Y, como en otros lugares del mundo, el pensamiento de la extrema derecha aparece por ejemplo con la crispación sobre la seguridad y la inseguridad en las calles.


H–Sí, América latina es interesante. Yo lo intuyo. Fíjese el país más grande, Brasil. Lula mantuvo algunas líneas de estabilidad económica de Fernando Henrique Cardoso, pero extendió enormemente los servicios sociales y la distribución. Algunos dicen que no es suficiente...

G–¿Y usted qué dice?


H–Que no es suficiente. Pero que lo que Lula hizo, lo hizo. Y es muy significativo. Lula es el verdadero introductor de la democracia en Brasil. Y nadie lo había hecho nunca en la historia de ese país. Por eso hoy tiene el 70 por ciento de popularidad, a pesar de los problemas previos a las últimas elecciones. Porque en Brasil hay muchos pobres y nadie jamás hizo tantas cosas concretas por ellos, desarrollando a la vez la industria y la exportación de productos elaborados. Aunque la desigualdad sigue siendo horrorosa. Pero hacen falta muchos años para cambiar más las cosas. Muchos.

G–Y usted piensa que serán años de depresión mundial.


H–Sí. Lamento decirlo, pero apostaría a que habrá depresión y que durará algunos años. Estamos entrando en depresión. ¿Sabe cómo se da cuenta uno? Hablando con gente de negocios. Bueno, ellos están más deprimidos que los economistas y que los políticos. Y a la vez, esta depresión es un gran cambio para la economía, capitalista global.

G–¿Por qué está tan seguro?


H–Porque no hay vuelta atrás hacia el mercado absoluto que rigió en los últimos 40 años, desde la década de 1970. Ya no es una cuestión de ciclos. El sistema debe ser reestructurado.

G–¿Le puedo preguntar otra vez por qué está tan seguro?


H–Porque ese modelo no sólo es injusto: ahora es inviable. Las nociones básicas según las cuales las políticas públicas debían ser abandonadas, ahora están siendo dejadas de lado. Fíjese lo que hacen, y a veces lo que dicen, dirigentes importantes de países desarrollados. Están intentando reestructurar las economías para salir de la crisis. No estoy elogiando. Estoy describiendo un fenómeno. Y ese fenómeno tiene un elemento central: ya nadie siquiera se anima a pensar que el Estado puede no ser necesario para el desarrollo económico. Ya nadie dice que bastará con dejar que fluya el mercado, con su libertad total. ¿No ve que el sistema financiero internacional ya ni funciona? En un sentido, esta crisis es peor que la de 1929-1933, porque es absolutamente global. Los bancos ni funcionan.

G–¿Dónde vivía usted en ese momento, a comienzos de los años ’30?

H–Nada menos que en Viena y Berlín. Era un chico. Qué horroroso ese momento. Hablemos de cosas mejores, como Franklin Delano Roosevelt.

G–Usted lo rescató en una entrevista con la BBC al principio de la crisis.


H–Sí, y rescato los motivos políticos de Roosevelt. En política aplicó el principio de “Nunca más”. Con tantos pobres, con tantos hambrientos en los Estados Unidos, nunca más el mercado como factor exclusivo de asignación de recursos. Por eso decidió realizar su política de pleno empleo. Y de ese modo no solamente atenuó los efectos sociales de la crisis sino sus eventuales efectos políticos de fascistización sobre la base del miedo masivo. El sistema de pleno empleo no modificó de raíz la sociedad, pero funcionó durante décadas. Funcionó razonablemente bien en los Estados Unidos, funcionó en Francia, produjo la inclusión social de mucha gente, se basó en el bienestar combinado con una economía mixta que tuvo resultados muy razonables en el mundo de la segunda posguerra. Algunos Estados fueron más sistemáticos, como Francia, que implantó el capitalismo dirigido, pero en general las economías eran mixtas y el Estado estaba presente de un modo u otro. ¿Podremos hacerlo de nuevo? No lo sé. Lo que sé es que la solución no estará solo en la tecnología y el desarrollo económico. Roosevelt tuvo en cuenta el costado humano de la situación de crisis.

G–Es decir que para usted las sociedades no se suicidan.


H(Piensa) –No deliberadamente. Sí pueden ir cometiendo errores que las llevan a terribles catástrofes. O al desastre. ¿Con qué razonabilidad, durante estos años, se podía creer que el crecimiento con tal nivel de burbuja sería ilimitado? Tarde o temprano se terminaría y algo debía ser hecho.

G–De manera que no habrá catástrofe.


H–No me interesan las predicciones. Mire, si viene, viene. Pero si hay algo que se pueda hacer, hagámoslo. Uno no puede perdonarse no haber hecho nada. Por lo menos un intento. El desastre sobrevendrá si nos quedamos quietos. La sociedad no puede basarse en una concepción automática de los procesos políticos. Mi generación no se quedó quieta en los años ’30 y ’40. En Inglaterra yo crecí, participé activamente de la política, fui académico estudiando en Cambridge. Y todos estábamos muy politizados. Nos tocó muy de cerca la Guerra Civil española. Por eso fuimos firmemente antifascistas.

G–Le tocó a la izquierda de todo el mundo. También en América latina.


H–Claro, fue un tema muy fuerte para todos. Y nosotros, en Cambridge, veíamos que los gobiernos no hacían nada por defender a la República. Por eso reaccionamos contra las viejas generaciones y los gobiernos que las representaban. Años después entendí la lógica de por qué el gobierno del Reino Unido, donde nosotros estábamos, no hizo nada contra Francisco Franco. Ya tenía la lucidez de saberse un imperio en decadencia y tenía conciencia de su debilidad. España funcionó como una distracción. Y los gobiernos no debieron haberla tomado así. Se equivocaron. El alzamiento contra la República fue uno de los hechos más importantes del siglo XX. Recién después, en la Segunda Guerra...

G–Poco después, ¿no? Porque el fin de la Guerra Civil española y la invasión alemana de Checoslovaquia ocurren en el mismo año.


H–Es verdad. Le decía que recién después el liberalismo y el comunismo hicieron causa común. Se dieron cuenta de que, si no, eran débiles frente al nazismo. Y en el caso de América latina el modelo de Franco influyó más que el de Benito Mussolini, con sus ideas conspirativas de la sinarquía, por ejemplo. No lo tome como una disculpa a Mussolini, por favor. El fascismo europeo en general es una ideología inaceptable, opuesta a valores universales.

G–Usted habla de América latina...


H–Pero no me pregunte de la Argentina. No sé lo suficiente de su país. Todos me preguntan por el peronismo. Para mí está claro que no puede ser mirado como un movimiento de extrema derecha. Fue un movimiento popular que organizó a los trabajadores y eso quizás explique su permanencia en el tiempo. Ni los socialistas ni los comunistas pudieron establecer una base fuerte en el movimiento sindical. Sé de las crisis que sufrió la Argentina y sé algo de su historia, del peso de la clase media, de su sociedad avanzada culturalmente dentro de América latina, fenómeno que creo que todavía se mantiene. Sé de la edad de oro de los años ’20 y sé de los ejemplos obscenos de desigualdad comunes a toda América latina.

G–Usted siempre se definió como un hombre de izquierda. ¿También sigue teniendo confianza en ella?


H–Sigo en la izquierda, sin duda con más interés en Marx que en Lenin. Porque seamos sinceros, el socialismo soviético falló. Fue una forma extrema de aplicar la lógica del socialismo, así como el fundamentalismo de mercado fue una forma extrema de aplicación de la lógica del liberalismo económico. Y también falló. La crisis global que comenzó el año pasado es, para la economía de mercado, equivalente a lo que fue la caída del Muro de Berlín en 1989. Por eso me sigue interesando Marx. Como el capitalismo sigue existiendo, el análisis marxista aún es una buena herramienta para analizarlo. Al mismo tiempo, está claro que no solo no es posible sino que no es deseable una economía socialista sin mercado ni una economía en general sin Estado.

G–¿Por qué dice lo último?H–Si uno mira la historia y mira el presente, no tiene ninguna duda de que los problemas principales

Artículo del tratado bilateral de Bolivia y Chile del año 1904



Datos históricos sobre el
Tratado Bilateral entre Bolivia y Chile del año de 1904
y la construcción del ferrocarril Arica – La Paz
a cambio de las costas de Pacífico
Por: Luis Reynaldo Gómez Z.

Bolivia ingresa al siglo XX con amplios augurios de desarrollo y crecimiento económico,las relaciones diplomáticas caracterizadas por el contacto internacional generan la firma detratados, convenios de paz, amistad y comerciales como parte de una política demodernización para introducir al país en el mercado mundial. A la vez, los problemassuscitados con las repúblicas vecinas, planteaban la necesidad de realizar una política basadaen la negociación diplomática dirigida a solucionar los asuntos internacionales pendientes porlas guerras.Posteriormente al conflicto del Pacífico las Repúblicas de Bolivia y Chile inician el proceso de negociación encaminada a resolver los conflictos, discrepancias y la nueva demarcación de fronteras. En ese contexto, producen documentos, tratados, pactos y convenios, que culminan con la firma del “Tratado de Paz y Amistad entre Bolivia y Chile” el
año de 1904. De esa manera, se resuelven temporalmente varios asuntos entre los que se destaca la construcción del ferrocarril Arica a El Alto de La Paz, línea férrea a la que hizo referencia el ex presidente de Chile Eduardo Lagos Escuchando el discurso político del presidente Lagos, y la referencia de que Chile siempre ayudó a Bolivia en todos sus males, y que más bien los problemas limítrofes de fines del XIX, sirvieron para la construcción de un “ferrocarril” que fue exclusivamente trabajo chileno. Efectivamente Bolivia con el tratado de 1904, obtiene el beneficio de que se construya una línea férrea entre la costa y el interior de la nueva línea geográfica y fronteriza de la República de Bolivia

La política liberal aplicada por los gobernantes de la época en Bolivia a principios del siglo XX, plantea solucionar los problemas limítrofes trazando acciones diplomáticas basada en el canje de territorios a cambio de libras esterlinas, en un funesto suceso para la integridad y el interés económico del país. La política boliviana fundamentada en un liberalismo secante y ortodoxo, se entrega abiertamente al interés extranjero porque tiene que construir ferrocarriles, no importaba el costo, ni las consecuencias, esos políticos carecieron de visión, porque no tuvieron el cuidado de estudiar, ahorrar y esperar que la situación política y económica del país se estabilice.

El deslumbramiento causado por los ferrocarriles ocasiono un simple resplandor de desarrollo y de industrialización. Con el transcurrir del tiempo estos se convirtieron en un dolor de cabeza para los gobernantes bolivianos, quiénes deberían resolver los problemasocasionados por las empresas extranjeras especializadas en la administración de transporteque cuidaban sus intereses económicos y por el interés Chileno de administrar el comerciointerno y extranjero de Bolivia.

Las guerras del Pacífico, del Acre y con la republica del Paraguay tienen aún numerosos asuntos pendientes hasta el día de hoy, porque la entrega de territorios a cambio de ferrocarriles es la negociación más funesta en la que puede caer un país, sin editar ninguna recompensa. La penetración y consolidación del interés extranjero en las economíasnacionales, generó el avance de los países vecinos hacia territorios bolivianos. El ferrocarril de Arica a la ciudad de La Paz, se enmarca en la peculariedad de una vía férrea construida a cambio de territorio como consecuencia de la guerra del Pacífico, repitiendo la experiencia sucedida con el Brasil. El gobierno de Chile, indemniza al Estado Boliviano con la suma de 1.700.000 libras esterlinas, por el canje de los territorios del Pacífico y la nueva demarcación de fronteras.
El ferrocarril de Arica a El Alto de La Paz fue construido entre los años de 1904 a 1913. Es el resultado de la negociación bilateral con la república de Chile, para satisfacer los problemas creados por la guerra del año de 1879. Para tratar este tema las Cancillerías de ambos países realizan reuniones bilaterales siendo el producto final el Tratado bilateral entre Bolivia y Chile del año de 1904. El documento tiene varios objetivos, entre los que destacamos, la nueva demarcación de fronteras y construcción de la vía férrea de Arica a El Alto de La Paz, literalmente sobre el del ferrocarril el artículo III del Tratado señala:

"Con el fin de estrechar las relaciones políticas y comerciales, ambas
Repúblicas acuerdan unir el puerto de Arica con el Alto de La Paz por
medio de un ferrocarril cuya construcción estuvo a cargo del gobierno de
Chile a partir de la ratificación del Tratado".

La propiedad de la sección boliviana del ferrocarril fue transferida a la administración boliviana al terminar el plazo de quince años contabilizados desde el día en que la obra está totalmente concluida; es decir, la negociación establece que Chile administrará la línea el tiempo suficiente como para recuperar la inversión utilizada en la construcción de la obra. Sin embargo, pese a los grandes augurios de ambos gobiernos, el funcionamiento de la línea tropieza con problemas originados por el control del comercio de importación y exportación, impuesto por el monopolio de la The Antofagasta and Bolivia Railway. Chile, también, se compromete a garantizar la construcción de ferrocarriles con el cinco por ciento de garantía de los capitales utilizados en la construcción de los siguientes
ferrocarriles:

Uyuni a Potosí
Oruro a La Paz
Oruro a Cochabamba y Santa Cruz
De La Paz a la región del Beni
Potosí, Sucre a Lagunillas

Obras que podían ser emprendidas en el plazo de treinta años. El gobierno de Chile estableció no desembolsar sumas de dinero mayores a las cien mil libras esterlinas anuales, ni se excedería en el gasto de un millón setecientas mil libras esterlinas fijadas como máximo de lo destinado a la construcción de la sección boliviana del ferrocarril de Arica a El Alto de La Paz.

La construcción de la sección boliviana del ferrocarril de Arica a El Alto de La Paz, y de los que pudieran construir con garantía del gobierno de Chile fue materia de acuerdos especiales entre ambos gobiernos, para determinar las facilidades del intercambio comercial entre ambos países. (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Bolivia. Tratado de Paz y Amistad entre Bolivia y Chile concluido y firmado en Santiago, el 20 de octubre de 1904). El 27 de junio de 1905, los Ministros de Relaciones Exteriores de Chile Beltrán Mathieu y de Bolivia Claudio Pinilla en uso de la facultad concedida por el "artículo III del Tratado de 1904", acuerdan reglamentar la concesión, construcción y explotación del ferrocarril de Arica a El Alto de La Paz. (Aramayo, 1959: p. 131. Decombe. 1913: p.101)

La convención de Cancilleres también establece que el ferrocarril debe ser construido por secciones, es decir, los trabajos debían comenzar simultáneamente en Arica como en Viacha y el gobierno de Chile invertir 150.000 pesos chilenos en los gastos que demande el estudio de construcción de la obra.

El 21 de febrero de 1906, ambos gobiernos promulgan las leyes Nº 1813 y 1843; la primera, autoriza al gobierno de Chile a contratar un empréstito de dos millones de libras esterlinas destinadas a la construcción de la vía. La otra "declara de utilidad pública los terrenos por donde construyen el ferrocarril y libres de impuesto fiscal o municipal todos los materiales y equipos importados para su ejecución". (Decombe, 1913: 102) El gobierno de Chile el 14 de agosto del año de 1905, a través del Decreto Nª 1496, convoca a la primera "Licitación Pública" para construir un ferrocarril de un metro de trocha, entre el puerto de Arica y El Alto de La Paz, además, de los ramales a las sulfateras de Tacora, al centro minero de Corocoro y al puerto sobre el río Desaguadero.

La administración chilena determino cual es la ruta por donde tienen que construir la vía férrea, cuáles son las condiciones económicas, la garantía que debía ser cancelada por el contratista, el uso libre y gratuito de terrenos y aguas fiscales. Asimismo, ambos gobiernos declaran de utilidad pública los terrenos de propiedad particular o municipal. (Aramayo, 1959: 131-132)
Los contratistas también tuvieron la obligación de respetar las determinaciones tomadas por la convención de Cancilleres de ambos gobiernos y fijar su domicilio civil en Santiago de Chile, quedando sujetos a las leyes de ese país. (Decombe, 1913: 103 y Aramayo, 1959: 133). La dirección de Obras Públicas de Chile es la repartición responsable de vigilar la construcción de la línea férrea. Los últimos artículos del Tratado de 1904, señalan cuales son las condiciones que deben ser tomadas en cuenta para aceptar las propuestas, la administración Chilena elige al ganador de la convocatoria. Los trabajos de construcción se debían iniciar antes del 1 de marzo de 1906, (Decombe, 1913: 104) queda claro que el gobierno chileno maneja los hilos y la estrategia para desarrollar el trabajo de construcción, administración y controlar el financiamiento y las obras de construcción, determinando las reglas del juego. Bolivia tiene un papel pasivo de simple espectador sin capacidad de decisión alguna. La misma situación sevivió con el tratado de Petrópolis y el ferrocarril Madera - Mamoré.

Cuatro son las empresas que se presentaron a la primera convocatoria y al concurso
de propuestas:

La empresa de Manuel Ossa propone construir la línea por Tacna a un costo de 2.397.000 libras esterlinas. La Deutsche Bank de Berlín y la casa Philipp Holzmann y Cía. de Franckfort, representadas por el Banco Alemán Trasatlántico proponen construir el ferrocarril por el precio de 2.490.000 libras esterlinas. La compañía Anónima (Chile and Bolivia Railway Construction Limited) de Londres representada por Mateo Clark propone construir la obra a un costo de 2.619.000 libras esterlinas. El Sindicato de Obras Públicas de Chile, representado por Napoleón Peró hace dos propuestas, una por el Valle de Lluta y la otra por Tacna, por la suma de 2.152.000 libras esterlinas.

Al principio los trabajos de construcción enfrentan dificultades, porque la ruta trazada en la convocatoria no era la más adecuada debido a la falta de estudios complementarios. El 16 de agosto del año de 1906 sucede un terremoto, que produce la caída de los jornales de trabajo, afectando a las obras que ya no tienen el mismo desempeño. (Decombe, 1913: 17) Cuando los trabajos empiezan a fallar y no marchan como se espera, el gobierno de Chile liquida el contrato de construcción con el Sindicato de Obras Públicas que construye sólo treinta kilómetros de vía, algunos caminos cortos, edificaciones e instalaciones, por las que el gobierno de Chile cancela la suma de 306.701 libras esterlinas. Inmediatamente, y por las obligaciones contraídas ante el gobierno de Bolivia, convoca nuevamente a las empresas interesadas en presentar propuestas hasta el 31 de agosto de 1907. (Aramayo, 1959: 133. Decombe, 1913: 104) A la nueva convocatoria, se presentaron las siguientes compañías:

La Deutsche Bank de Berlín y Phillipp Holzmann y Compañía que propone construir el ferrocarril por la suma alzada de 3.000.000.00 de libras esterlinas sin incluir ramales. La Compañía Inglesa S. Pearson and Son Ltd. de Londres. El gobierno de Chile a través del Decreto Nº 3465 de diciembre del año de 1907 acepta la propuesta Alemana. Empero, debido a las altas exigencias del Deutsche Bank en la forma de pago, deja sin efecto la propuesta de la casa bancaria. Al mismo tiempo dicta el Decreto Nº 1355 solicitando nuevas propuestas, para ser abiertas el 1 de marzo de 1909. (Aramayo, 1959: 154)

Sin lugar a dudas, decidirse por una empresa determinada era una labor bastante difícil porque no se puede confirmar la solvencia y seriedad de la empresa. Mientras se resuelve la situación de la nueva empresa constructora, los trabajos de la vía continúan bajo la administración del ingeniero Benjamín Vivanco quien construye hasta el kilómetro sesenta y cinco invirtiendo la suma de 1.616.242. pesos chilenos. El 1 de febrero de 1908, el gobierno de Chile autoriza la inversión de tres millones de libras esterlinas para continuar con los trabajos del ferrocarril de Arica a El Alto de La Paz, el 2 de mayo de ese mismo año, el decreto Nº 1348, deja sin efecto la propuesta de la Deutsche Bank por las grandes exigencias en la forma de pago ya mencionada. Los trabajos pasan a ser administrados por Manuel Ossa, quien se desempeña como constructor de ferrocarriles. Benjamin Vivanco, el antiguo administrador, es designado inspector técnico de los trabajos a ser ejecutados por el nuevo Administrador. Ossa invierte la
suma de 5.702.757 pesos chilenos en la construcción de la obra. (Aramayo, 1959: 134). El 1 de mayo de 1909 son abiertas las propuestas para continuar con las obras de construcción a la misma se presentan: Mateo Clark, por la Sociedad Sir John Jackson (Chile) Limited, por la suma de 2.950.000, libras esterlinas, sin incluir ramales y en tres años de plazo. El Banco Alemán Transatlántico, en representación de la Deutsche Bank de Berlín y Casa Phillips Holzman de Franckfort, propone construir por el precio de 3.100.000 libras esterlinas.

El Gobierno de Chile por Decreto N° 754 acepta la propuesta Sir John Jackson por la suma de 2.750.000 libras esterlinas de la cual descuentan la suma de 300.000 libras gastadas en las obras de construcción. (Aramayo, 1959: 134).
La nueva empresa se hace cargo de las obras el 28 de junio de 1909 y el 1 de julio reinicia los trabajos de enrieladura de la sección chilena. Tres años después de lo acordado, el 8 de agosto de 1909, recién son inaugurados en Viacha los trabajos de la sección Boliviana, bajo la dirección de Wynne Edwards y Whytley. Cuando los trabajos se realizaban normalmente a comienzos del año de 1911, un aluvión casi destruye parte de la línea en la sección del Valle y varios puentes de la región de Lluta. Sin embargo, los trabajos continúan de manera normal.

Ante estas dificultades el gobierno de Chile aplaza la entrega de la línea que vencía el 1 de mayo de 1912. El gobierno boliviano, por su parte, tenía que resolver el problema suscitado entre la The Antofagasta and Bolivia Railway y la Peruvian Corporation en la población de Viacha, punto estratégico donde había llegado la punta de riel de ambas empresas. La Peruvian Corporation había construido el tramo de bajada, y la estación de Challapampa en la ciudad de La Paz, en cambio la empresa inglesa tenía la urgente necesidad de conectarse con la ciudad de La Paz. Pese a esta situación la empresa responsable del ferrocarril de Arica a La Paz encarga al ingeniero B. Vivanco realizar el estudio del tramo de bajada a la ciudad. El mismo presenta un proyecto de construcción de la línea por el precio de 1.155.392. libras esterlinas. Las tratativas fracasan porque la línea no puede pasar de El Alto de La Paz.

Por su lado, la empresa inglesa The Antofagasta and Bolivia Railway opone tenaz resistencia para no permitir el cruce de líneas entre las empresas, pese a las autorizaciones del gobierno boliviano para que el ferrocarril de Arica pueda llegar a La Paz. (Aramayo, 1959: 134). Lo que sucede es que la empresa inglesa tiene que dejar establecido el poder económico y político con el que cuenta.
El gobierno de Chile el 17 de enero de 1913, por Decreto N° 52, nombra una comisión formada por los ingenieros, Alberto Decombe, Filidor Fernández y Augusto Knudsen para asesorar al Ingeniero Vivanco, quien debía recibir las obras entregadas por los representantes de la empresa constructora, los ingenieros Wynne Edwards y Hernán Gana Edwards. El 5 de febrero, los representantes de la empresa constructora entregan los inventarios y firman las actas de recepción. El 13 de mayo en presencia de los presidentes de Bolivia Eliodoro Villazón y de Chile Ramón Barros Luco oficialmente entregan el ferrocarril Arica - El Alto de La Paz (Aramayo, 1959: 135) a la administración chilena que debía cumplir el convenio de administración de la línea férrea por el lapso de quince años. Ese mismo día, los Ministros de Relaciones Exteriores de ambos países suscriben en la población de Arica un Protocolo, estableciendo que la sección del ferrocarril perteneciente a Bolivia debía ser entregada el 13 de
mayo de 1928 (Aramayo, 1959: 133 y Decombe, 1913: 103) y en cumplimiento del Tratado de Paz de 1904.
El ferrocarril de Arica a El Alto de La Paz, en sus primeros quince años de vida funciono, como mencionamos, bajo la administración del gobierno de Chile. Por su parte, la empresa The Antofagasta and Bolivia Railway inicio un proceso de obstaculización de la construcción de otras vías férreas, además continuaba obstinada poniendo todo tipo de dificultades para cruzar las líneas de la empresa inglesa y del ferrocarril de Arica. Brevemente se describe algo de la larga historia de este ferrocarril que hoy esta casi desaparecido, y sus resultados son desastrosos para la economía del país

CONDENAR EL PASADO ¿AL OLVIDO?



Uno de los descubrimientos de la filosofía del siglo XIX es la dimensión histórica del ser humano. Somos animales históricos, y como tales no podemos escapar de nuestro presente. Las reflexiones de Dilthey al respecto dieron paso a toda una corriente, el historicismo, que tanto criticara Popper. Cuestiones sobre la "linealidad", "regularidad" o "cientificidad" de la historia han estado en el punto de mira de todas estas disputas. En cierta forma, estos problemas nos ponen en el disparadero hacia un futuro incierto que queremos "adivinar" desde el presente y el pasado. Al margen de esta cuestión, que convierte a los historiadores en verdaderos augures, hoy no quiero hablar de esta dimensión proyectiva, sino de la mirada hacia el pasado que todos nosotros estamos obligados a realizar.Todos "heredamos" una identidad, que nos viene dada. Una carga (sin que esto tenga un sentido peyorativo) que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, y que no podemos abandonar. El que nace francés, por poner un ejemplo, tiene que asimilar las luces y las sombras que a esta identidad acompañan. De la misma forma que un alemán no puede olvidar lo que ocurrió en Europa en la primera mitad del siglo XX, tampoco un español puede (o debe) olvidar lo que ocurrió en América a comienzos del XVI. Triunfos, derrotas, momentos de gloria y de miseria, riqueza y pobreza, poderío y debilidad, libertad y persecución... Todas estas cosas han ido entretejiendo el devenir de los pueblos, y nadie puede, por así decirlo, comenzar de cero. Una de las tareas vitales es, sin lugar a dudas, asimilar el propio pasado.

Y cuento todo esto, por una reacción extendida y llamativa, que últimamente observo a mi alrededor, y que aparece en muchos otros países. Hay gentes empeñadas en borrar su historia, al menos el lado más oscuro de su historia. Gente empeñada en hacer desaparecer cualquier signo de la historia "prohibida". Cuando terminan largos periodos de sufrimiento, las calles pierden su nombre, las estatuas su lugar y cualquier producto cultural que recuerde ese pasado horrible debe ser enterrado. Caen estatuas de generales, caudillos, militares, mientras se conservan los homenajes y monumentos a los conquistadores. La historia se reduce a un juego maniqueo de buenos y malos, y lo políticamente correcto trata de introducir aún más desorden del existente. Mientras unos matan las estatuas "inadecuadas", otros son los que rescatan la memoria histórica. ¿Qué memoria histórica es esa? ¿Acaso no deberíamos cada uno de nosotros, plantearnos a fondo quiénes somos realmente? Esto nos obliga a saber en profundidad quiénes hemos sido antes de existir. ¿Qué es lo que nos define? ¿Conocemos suficientemenete nuestro pasado? Luego sucede que la historia salió perjudicada con la reforma de la LOGSE, y ahora dicen que quieren potenciar las tecnologías. Y, por si todo esto fuera poco, luego no falta quienes afirman abiertamente que la historia no sirve para nada..

Artículo creado por Miguel . Extraido de: http://boulesis.com
19 de Julio de 2005

jueves, 18 de febrero de 2010

comentario del libro de Leopoldo Zea: Filosofia de la Historia Americana



Zea discute dos cosas en su libro Filosofía de la historia americana. Discute la afirmación de que la historia de la cultura latinoamericana, entendiendo el término cultura en sentido amplio, es un remedo de la historia europea o norteamericana, y la afirmación de que la historia de América Latina es una yuxtaposición caótica de acontecimientos. Zea sostiene, por un lado, que es un error considerar la historia cultural de la región como una imitación de otras culturas, por otro lado, que la historia de América Latina no es una yuxtaposición caótica de acontecimientos, al contrario, él considera que es posible encontrar cierto orden, inclusive una dirección (telos).
Si bien su planteamiento realiza valiosos aportes a la filosofía latinoamericana y a la interpretación de la historia de la región, no siempre es plausible. En lo personal alcanzo a percibir tres posibles críticas. Podemos criticar que el planteamiento de Zea no siempre abandona los modelos de la filosofía europea, de ahí que en algunos casos no sea coherente internamente, pues, al reclamar por la originalidad de la filosofía latinoamericana, intenta ir más allá de los modelos de la filosofía europea, sin embargo, no los abandona del todo. Otra crítica consiste en que su reconstrucción histórica es excluyente, puesto que varios grupos sociales son omitidos. Finalmente, podemos criticar la impropiedad de su propuesta, es decir, el hecho de que sus predicciones no siempre se cumplen, el hecho de que en algunos casos ellas son erróneas.
Justificaré plausiblemente mi postura de la siguiente manera. Como siempre es conveniente saber qué se crítica, en un primer momento estudiaré el planteamiento de Zea, principalmente analizaré su noción de conciencia de la dependencia y los cuatro proyectos políticos que según él se desarrollaron en el siglo XIX en Latinoamérica. Después expondré tres críticas a su planteamiento. Finalmente cerraré con algunas ideas que considero pertinentes.
1. Planteamiento
Antes de exponer algunos elementos de la filosofía de la historia de Zea, es conveniente eliminar algunas ambigüedades. El término “filosofía de la historia” podemos entenderlo por lo menos en dos sentidos. Podemos entender por él una teoría sobre la historia, de este modo la filosofía de la historia sería una meta-reflexión, preocupada principalmente por cuestiones epistemológicas y metodológicas. Pero también podemos entender por el término “filosofía de la historia” una reflexión especulativa sobre la sucesión de los acontecimientos humanos. Una reflexión de este tipo por lo menos pretende realizar dos cosas: explicar grandes unidades de acontecimientos en una unidad coherente y encontrar una dirección (telos) en la historia, por eso se ha llamado a este tipo de reflexión especulativa, omnicomprensiva y teleológica. Pues bien, sin lugar a dudas Zea entiende el término “filosofía de la historia” en su segundo sentido. Sin embargo, en relación con los trabajos europeos que también entendieron el término así, su reflexión filosófica tiene una singularidad: concientemente no pretende incluir todos los acontecimientos humanos, ya que él está interesado principalmente por los acontecimientos que integran la historia latinoamericana.
El libro Filosofía de la historia americana no ocupa un lugar menor en la producción intelectual de Zea. Podemos colocarlo en un periodo de su quehacer intelectual caracterizado por el desarrollo de algunos conceptos claves de su filosofía, tales como “dependencia”, “Tercer Mundo”, “marginación”, “barbarie” y “liberación”.1 A decir verdad, este libro articula estos conceptos, de ahí que la noción de dependencia esté presente. En efecto, Zea intenta justificar en este libro la tesis de que la historia de la región está articulada por medio de una conciencia de la dependencia. Si comprendo a Zea, él entiende por el término “dependencia” la relación de poder que existe entre naciones, en la cual, una, o unas, depende de los proyectos políticos, económicos o culturales de otra, u otras. En el período que él estudia, la dependencia es entre las naciones latinoamericanas y los proyectos de Europa occidental y Estados Unidos.
La conciencia de la dependencia forma parte de la dialéctica de la dependencia. Zea considera que la dialéctica de la dependencia está articulada por la relación señor-siervo. Esta relación él la retoma de Hegel, pero la reinterpreta. Según Zea, en la relación señor-siervo, el señor aparece como un “ser para sí”, autoncienciente y libre, mientras el siervo como un “ser para el otro”. El siervo, comenta Zea, debe luchar por su reconocimiento, en última instancia, debe luchar para convertirse en un “ser para sí”. La relación señor-siervo puede darse entre naciones o estados. Si esto pasa, un estado o nación se coloca como un “ser para sí”, mientras otro es colocado como un “ser para el otro”. Zea utiliza el término “dialéctica del neocolonialismo” para referirse a la relación señor-siervo entre estados o naciones. Un ejemplo que podemos mencionar de esta relación es la que existió entre la metrópoli española y las colonias americanas.
De este modo, la dialéctica de la dependencia incluye a la dialéctica del neocolonialismo. La noción de conciencia de la dependencia es parte de ambas dialécticas, pero está más cercana a la dialéctica del neocolonialismo,2 ya que Zea la utiliza para referirse a la relación que existe entre naciones.
Una característica relevante de la conciencia de la dependencia es la “yuxtaposición despersonalizante”. Sobre esto, Zea comenta:
Sobre el indígena se impondrá una cultura que le será ajena, cultura para la cual éste sólo es instrumento de explotación. En cuanto al criollo, dominador del indígena; domina, no a nombre propio, sino en nombre del que reconoce como su señor, el peninsular. Por lo que se refiere al mestizo, hijo de india e ibero, éste aspirará, aunque inútilmente, a formar parte del mundo paterno, sintiendo vergüenza de su origen materno.3
Efectivamente, para Zea la historia de la región está articula por una serie de yuxtaposiciones que intentan negar el pasado sin absorberlo. Estas yuxtaposiciones son “vanos intentos de negación no dialéctica”. Según Zea, estos intentos se convirtieron en nuevas formas de dependencia durante el siglo XIX, pues conservaron una dependencia con el orden colonial o adoptaron modelos europeos y norteamericanos sin asimilar la historia de la región. Pese a todo, para Zea la historia latinoamericana es una “historia que de toma de conciencia en toma de conciencia, acabará conduciendo a la conciencia de sí misma, y con ello a su ineludible absorción, asunción, Aufhebung”.4 Como veremos más adelante, esta afirmación aventurada es el meollo de la impropiedad de la propuesta de Zea.
Para justificar que la historia de América Latina está compuesta por vanos intentos de negación no dialéctica, Zea estudia cuatro proyectos políticos durante el siglo XIX: el proyecto libertario, el proyecto conservador, el proyecto civilizador y el proyecto asuntivo. El movimiento de independencia de las naciones latinoamericanas generó el proyecto libertario. Este proyecto intentó realizar la independencia política y cultural de Latinoamérica, pero también crear un orden social que respondiera a la realidad histórica-social de la región basado en la igualdad y en la libertad entre los hombres y las naciones. Pero este proyecto sólo realizó la independencia política en la mayoría de los estado-nación que actualmente integran a Latinoamérica. En lo sucesivo, se dividió en tres proyectos: conservador, civilizador y asuntivo.
El proyecto conservador aceptó el pasado de América Latina, pero no para superarlo, sólo para conservarlo, pues mantuvo el orden colonial. Por su parte, el proyecto civilizador buscó transformar la organización social, pero sin aceptar el pasado de la región. Por eso ambos proyectos no lograron asimilar la historia de Latinoamérica. El proyecto asuntivo superó esto. A diferencia del proyecto civilizador, reconoció el pasado de la región, a su vez, a diferencia del proyecto conservador, asimiló su pasado y prendió superarlo en una síntesis dialéctica. Efectivamente, el proyecto asuntivo, comenta Zea, “tiene como punta de partida la propia realidad, por negativa que ella pueda parecer, para tratar de construir sobre ella y con ella, el mundo que anhela. Negación, pero en sentido hegeliano, negación que es afirmación. Esto es, absorción, asunción, de la propia realidad.”5 Así, el proyecto asuntivo resolvió el problema de la historia latinoamericana de no realizar una superación dialéctica. Pero no sólo eso, también pretendió realizar algunas propuestas del proyecto libertario, tales como consumar la independencia cultural de la región y formar relaciones sociales entre los hombres y las naciones basadas en la igualdad y en la libertad.
Es posible apreciar que la noción de conciencia de la dependencia y el desarrollo de los cuatro proyectos políticos están muy influenciados por el modelo dialéctico de la filosofía de la historia de Hegel. Será precisamente esta influencia lo que me hará cuestionarme más adelante hasta qué punto Zea abandonó los modelos de la filosofía europea. Sobre las exclusiones que integran su reconstrucción histórica es importante estudiar quiénes son los sujetos sociales que integran cada proyecto político, aunque sólo sea brevemente y de modo esquemático.
Es muy probable que el proyecto libertario estuviera integrado en su mayoría por criollos, aunque esto no excluye que existieran algunos mestizos.6 Sin lugar a dudas, el proyecto conservador estuvo integrado por criollos y el proyecto civilizador por mestizos.7 Finalmente, el proyecto asuntivo estuvo integrado por criollos y mestizos.8 Sin embargo, la afirmación de que los cuatro proyectos políticos estuvieron integrados por criollos y mestizos es muy vaga, pues principalmente fueron los integrantes de la elite económica, política o cultural de Latinoamérica, a su vez, hombres que en algunos casos fueron parte de los grupos dominantes, por ejemplo, así fue con Sarmiento, pero en otros casos formaron parte de los grupos dominados que lucharon por su liberación, así pasó con Martí.
2. Algunas críticas
El planteamiento de Zea es muy sugerente, pero no siempre es muy plausible. A continuación justificaré tres críticas: (1) Zea no abandona del todo los modelos de la filosofía europea para explicar los procesos histórico-sociales de Latinoamérica, (2) su reconstrucción histórica realiza algunos “olvidos”, y (3) el curso de la historia latinoamericana no siempre se desarrolla como Zea supone, pero tampoco parece deseable que en todos los casos así suceda.
Según Roig,9 Zea no abandona el modelo hegeliano para explicar los procesos histórico-sociales de Latinoamérica. Para Zea la filosofía europea ha pensado bien las cosas, pero no las ha aplicado bien. Zea pretende aplicar bien la dialéctica hegeliana, por eso regresa a ella, pero la modifica, abandona la visión eurocéntrica de Hegel y cambia como sujeto al Espíritu para poner como sujeto a la conciencia latinoamericana. Por esta razón, aunque modifica su contenido, Zea no abandona el modelo de Hegel. De ahí que él no logre salir del todo de los modelos de la filosofía europea. Aquí es importante recordar que Zea fue un gran defensor de la originalidad de la filosofía y el pensamiento latinoamericano. Por esta razón, su planteamiento no siempre es coherente internamente, pues defiende la originalidad y al mismo tiempo interpreta la realidad histórica de la región con un modelo que, a la postre, resultó ser un modelo teórico poco plausible para explicar procesos históricos y sociales, por ejemplo, actualmente reconocemos que es muy discutible sostener que la historia de la humanidad terminará en una Aufhebung o que su devenir está regulado por un desarrollo dialéctico.
Considero que la crítica de Roig es relevante, pues abre la hipótesis de trabajo para investigar si Zea deformó los procesos histórico-sociales para que éstos se amoldaran al modelo hegeliano. Inclusive cuestiona los alcances explicativos de la propuesta de Zea, ya que, al colocar a la conciencia latinoamericana como sujeto de la historia de América Latina, Zea se adhiere a la postura que considera que es suficiente una toma de conciencia para lograr transformaciones sociales. Sin embargo, esta postura históricamente se ha demostrado como falsa. Es posible que exista una toma de conciencia, pero no una transformación social. De hecho esto pasó en Argentina. Algunos intelectuales se percataron de la dependencia económica y cultural del país durante la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, su “toma de conciencia” no fue suficiente para modificar la situación económica y cultural de Argentina, ya que actualmente es una nación altamente dependiente económica y culturalmente.
Zea critica que la filosofía de la historia de Hegel es excluyente, imperial y eurocéntrica, pero la propuesta de Zea también es excluyente, etnocentrista y no siempre es ajena a una práctica de poder. Efectivamente, Zea realiza algunos “olvidos” en su reconstrucción histórica. Por ejemplo, no aparecen ni los indígenas ni los afroamericanos durante el siglo XIX, a pesar de que en algunas ocasiones su relevancia fue notable, así pasó con la rebelión de Túpac Amaru y con la guerra de castas. Y es que el reconocimiento de la historia de los grupos sociales es parcial en el planteamiento de Zea. Incluye solamente la historia de un pequeño sector, la historia realizada por la elite masculina criolla y mestiza. Estos olvidos provocan que su reconstrucción histórica no sea ajena a una práctica de poder. Pues, al desconocer la historia de algunos sujetos colectivos, desconoce también sus proyectos políticos, memoria, ideas del mundo, luchas, lengua, costumbres, etc.
Tal vez sea Castro-Gómez quien más ha enfatizado los “olvidos” que integran la reconstrucción histórica de Zea.10 Según él, Zea nos cuenta los grandes procesos, pero no explica por qué ciertos pensadores o corrientes ideológicas son seleccionados en su reconstrucción histórica, mientras otros son olvidados. Asimismo, “de las víctimas humanas y del sufrimiento causado por este ‘aprendizaje’ [“toma de conciencia”], así como de las estructuras homogeneizantes que de él ha resultado, nada nos dice […]”.11 Para Castro-Gómez, esto se debe, entre otras cosas, porque Zea acentúa las unidades, continuidades y totalizaciones, no los accidentes, las rupturas y desviaciones.
Finalmente, las predicciones de la filosofía de la historia de Zea no siempre se cumplen. Según parece, la historia latinoamericana no necesariamente terminará en el proyecto asuntivo y en la Aufhebung como él quiere. Esto puede no pasar. Por ejemplo, es difícil sostener que la historia de la región acabará con su independencia cultural o económica. No parece necesario que los países latinoamericanos dejen de depender de otras naciones. Es posible que la dependencia continúe y se acentúe, como de hecho ha pasado en algunos países con el viraje neoliberal y la norteamericanización cultural.
Como vimos, Zea incluye el proyecto asuntivo en una Aufhebung. Pero Zea entiende este término hegeliano de una manera especial, puesto que agrega en su definición la noción de mestizaje cultural.12 Sin embargo, la historia de la región no parece dirigirse a una Aufhebung en el sentido que Zea le da a este término, ni parece deseable que esto suceda. En la actual discusión social y política se plantea cómo organizar la sociedad de tal manera que incluya las diferencias culturales sin cancelarlas, ya que se demostró que detrás de la inclusión mestiza existían prácticas de exclusión económica, política y social, así como fuertes relaciones de dominio.13
3. A modo de conclusión
Según lo dicho hasta aquí, podemos afirmar plausiblemente que la filosofía de la historia de Zea no abandona del todo los modelos de la filosofía europea, es excluyente e impropia. Pero no es conveniente que estas críticas desacrediten las importantes aportaciones de Zea a la comprensión de la historia cultural, política e intelectual de América Latina. A decir verdad, el principio de Zea de volver a la realidad histórica de Latinoamérica, más las críticas a su planteamiento, abren varias tareas, muchas de las cuales ya han comenzado a realizarse. Por ejemplo, intentar comprender la historia de la región desde la diferencia, encontrando continuidades, pero también discontinuidades; estudiando los discursos hegemónicos, pero también los discursos contra-hegemónicos. Claro está, no solamente a nivel internacional, sino también a nivel nacional y local. Asimismo, no resumir los sujetos sociales a grupos étnicos o intelectuales, ni hacer de la historia latinoamericana una historia de la conciencia, sino rescatar la complejidad de lo social y de los sujetos empíricos. Finalmente, seguir alentando una actitud crítica y autocrítica. Después de todo, la historia del pensamiento latinoamericano se ha forjado con buenas propuestas y una gran dosis de autocrítica. Los parricidios inteligentes son el ingrediente indispensable de una sana historia intelectual.
Bibliografía:
Castro-Gómez, Santiago, Crítica de la razón latinoamericana, Barcelona: Puvill Libros, 1996.
Cerutti, Horacio, “Pensador ¿incómodo?”, en Cuadernos Americanos, núm. 107 (2004), pp. 129-152.
Díaz-Polanco, Héctor, El laberinto de la identidad, México: UNAM, 2006.
Roig, Arturo Andrés, El pensamiento latinoamericano y su aventura, Tomo I, Buenos Aires: Centro Editor de América, 1994.
Zea, Leopoldo, Filosofía de la historia americana, México: FCE, 1987.
1 Véase a Horacio Cerutti, “Pensador ¿incómodo?”, en Cuadernos Americanos, núm. 107 (2004), p. 141.
2 Véase, Leopoldo Zea, Filosofía de la historia americana, México: FCE, 1987, pp. 76-99.
3 Ibíd., pp. 166-167.
4 Ibíd., p. 172.
5 Ibíd., p. 270 y 271.
6 Ibíd., p. 205.
7 Ibíd., p. 167 y 168.
8 Ibíd., p. 274.
9 Arturo Andrés Roig, El pensamiento latinoamericano y su aventura, Tomo I, Buenos Aires: Centro Editor de América, 1994, p. 65.
10 Santiago Castro-Gómez, Crítica de la razón latinoamericana, Barcelona: Puvill Libros, 1996, pp. 116-120.
11 Ibíd., p. 119.
12 Cfr. Leopoldo Zea, op. cit., pp. 171, 172 y 274.
13 Sobre este punto son notables las investigaciones que se han realizado desde la antropología, un ejemplo claro de esto es la investigación de Héctor Díaz-Polanco, El laberinto de la identidad, México: UNAM, 2006.